La historia del asesino José Donoso y su tesoro escondido en Calingasta

Sangre y nieve en la cordillera sanjuanina. Tres mujeres asesinadas junto a sus bebés recién paridos y arrojadas al río en algún lugar de Los Andes. Una fortuna robada durante años y escondida en algún lugar; y Las Invernadas de Donoso, el nombre de un sitio que se ganó con sangre. Esta es la historia de José Donoso, un asesino y ladrón perseguido por la policía que eligió esconderse en la cordillera sanjuanina, protagonista de una leyenda que todos en Calingasta escucharon alguna vez.

“Los sucesos del gaucho Donoso son  ubicados por los narradores en la primera mitad del siglo XIX. El hombre era famoso y temido por sus robos, asesinatos y violaciones, que perpetraba en la cordillera de Los Andes y en los pequeños poblados de los valles occidentales y orientales de la misma. Constituía refugio y ejercía dominio en la alta cordillera, entre las actuales provincias de San Juan y Coquimbo”, señaló  Diego Escolar en su libro “Bandidos en Los Andes sanjuaninos, de hechos, crímenes y travesuras en las fronteras del derecho y el Estado”.

Allí, Escolar realiza un análisis de la situación sociopolítica de los gauchos y su rebeldía contra las formas de gobierno, tomando el caso de Donoso como objeto de estudio. Pero Donoso supera la figura del gaucho ladrón y rebelde ya que en realidad se trataba de un asesino sin corazón, según los actuales relatos de los calingastinos.

Ramón Ossa, baqueano y empresario de Calingasta, contó estos sucesos en su libro “Historias cordilleranas extraordinarias”,  según el relato que escuchó a los hombres y mujeres de Calingasta.

Ramón Ossa

“Todos mis baqueanos me hablaban de un hombre de 1,90 metro de altura y de estructura robusta que era perseguido por los federales”, señalaba Ossa sobre esta historia que ocurrió hace 180 años. Donoso era oriundo de Zonda y luego de matar a unos hombres comenzó a ser perseguido por la policía, tomó una mula y escapó hacia Calingasta.

Ossa relató que si bien conocía los caminos, Donoso no conocía la cordillera. Llegó a Sorocayense y de ahí se dirigió a Tamberías donde algunos hacendados le dieron trabajo. Pero pronto llegó a los lugareños el rumor de que era buscado por la policía y cuando el rumor llegó a los oídos de Donoso éste tomó la mula carguera, raptó a una mujer en Tamberías,  robó dos animales más y entró a la cordillera por la cuesta de la Fortuna, que está pegada a la cuesta de Ansilta.

“Dicen que era por el mes de abril, no apto para andar por la cordillera, donde Donoso buscaba un lugar para pasar el invierno por el arroyo de Los Difuntos encontró un lugar río arriba, al margen izquierdo había una gran cueva donde pudo pasar el invierno con la mercadería que había robado, la mujer que había raptado y donde nadie se atrevería a buscarlo”, continuó Ossa.

Con su arma mató guanacos y aprovechó su carne y su piel, gracias a lo cual pudieron subsistir al invierno y también gracias a que en la zona había agua y leña.

Nadie sabe el nombre de esa pobre mujer que quedó embarazada y en noviembre, cuando ya se empieza a descongelar la cordillera, “la difuntió (la mató) y la tiró en el río Los Difuntos, los cóndores se encargaron tanto de ella como de su bebé los zorros colorados y los zorros grises. Él no podía tener hijos ni mujer porque solamente podía escapar de la justicia solo”.  

Por su parte, Escolar relató que Donoso impresionaba tanto por la longitud del cuchillo y su enorme revólver como también por su conocimiento del terreno, su carácter voluble e impredecible que lo llevaba a cometer toda clase de aberraciones, más allá del beneficio que pudiera obtener por los crímenes.

“Donoso es pintado como un ser sumamente racional e irracional en su crueldad. Al mismo tiempo con inteligencia para planificar estratégicamente el robo de las caravanas que atravesaban Los Andes, burlar a sus perseguidores y engañar y matar a sus víctimas”.

Luego contó que en los pueblos, Donoso realizaba sus apariciones para gastar el dinero en la cantina, donde siempre provocaba disturbios que acababan con la muerte de algún contrincante; y fundamentalmente para raptar mujeres y llevarlas a la cordillera como compañía invernal.

“A la mujer que se resistía, que era uno de los tópicos más recurrentes, le seccionaba los senos y las orejas. El raptor se guarecía en este valle secreto donde existe una cueva, la casa de Donoso, en la que previamente había acumulado leña, forrajes y alimentos, ya que durante 6 meses el lugar queda bloqueado por la nieve. La mujer se encontraría prisionera por la propia cordillera” señaló Escolar.  Cuando la nieve comenzaba a derretirse, Donoso volvía a sus correrías y en este momento, o apenas aparecieran señales de embarazo, mataría a la mujer y arrojaría sus restos al río.

El relato de Ossa asegura que Donoso raptó y mató al menos a tres mujeres embarazadas o con sus bebés. Además, ubica al lector en el sitio exacto donde vivió Donoso y todos los pasos por los que se movía con gran precisión.

¿Y la fortuna que escondió en la cordillera?

El tema era así. Donoso robaba y mataba a los que pasaban por su zona de influencia y guardaba todo lo robado, lo que con los años se transformó en un gran botín de oro y plata. A veces Donoso se ofrecía como guía y baqueano y los llevaba a rincones donde después los mataba y se quedaba con todo lo que transportaban.

“Por esta causa el valle de la Fortuna se llama así. Pero en algún momento Donoso comenzó a ser perseguido por la milicia. Los milicos eran sistemáticamente burlados, muertos y humillados por Donoso quien  escapaba o los mataba…  el relato más difundido es el de cómo sorprendió a una partida y luego de atarlos los capó con su enorme cuchillo y los abandonó para que murieran desangrados”, relató Escolar.

El principio del fin llegó de la mano de unos hermanos chilenos de mucha fortuna. Según lo que le relataron a Ossa, Donoso había raptado a la hermana de esos chilenos y éstos salieron a buscarla y vengarla.

Según Escolar, “Donoso se presentó como guía para una caravana liderada por dos hermanos chilenos, personas reconocidas por su hidalguía y riqueza quienes lo tomaron, pero recelando del hombre que parecía responder a la señal del terrible bandido. En algunas versiones se añade que la hermana de los chilenos había sido violada o muerta por Donoso. Los chilenos, en un alto del camino lo invitaron a tomar un vaso de pisco al abrigo de una caverna, instantes después desenvainaron sus cuchillos y se trenzaron en un memorable duelo que acabó con la muerte del bandido”.

Otros relatos señalaban que Donoso había robado ganado a unos chilenos ricos, uno de los cuales lo mandó a matar con varios de sus obreros; y éstos, para demostrar que habían ultimado al delincuente, cortaron su cabeza y se la llevaron.

Con la muerte de Donoso comenzaba la búsqueda y posible hallazgo de su tesoro escondido en la cordillera.

Escolar relató que existía el testimonio de un arrierito, pariente del bandido, que habría sido llevado con los ojos vendados a la cueva donde Donoso guardaba el tesoro. Allí le fue permitido ver las maravillas ocultas y el ladrón le dio a elegir un único objeto para llevar, el niño eligió un puñal ricamente adornado en plata y oro. “El tesoro será buscado muchos años después de la muerte de Donoso por ese niño, quien lo encuentra, desaparece con la fortuna y nunca más se vuelve a saber de él. O bien señalan que será encontrado por unos pastores o bien como muchos otros piensan, el tesoro todavía no ha sido hallado”.