Xumek y sus nuevos vinos de altura: más que vino, una forma de vida

El puma, el zorro y el guanaco. Desde la etiqueta, los nuevos vinos Xumek tienen un mensaje claro: el compromiso con el ambiente y la conservación de la fauna de Zonda que asumió su propietario, Ezequiel Eskenazi, un empresario que ha demostrado que en cuestión de vinos nada puede ser dejado al azar.  

Para el Malbec 2018, el puma; para el Syrah 2017, el zorro; y para el Chardonnay 2018, el guanaco exquisitamente dibujados por Esteban Díaz Mathé, quien se especializa en motivos de la cultura argentina. “Nos pasó algo loco en Alemania cuando fuimos a presentar estos vinos, ahí la gente no conoce Xumek, pero todos se paraban atraídos por las etiquetas”, contó el enólogo Daniel Ekkert.

Viñedo en La Ciénaga, a 1.350 msnm.

Se trata de una nueva generación de vinos que suman uvas producidas en una de las tres fincas que tiene Eskenazi en Zonda, La Ciénaga, a 1.350 msnm. La apuesta del enólogo fue lograr vinos frescos, frutados, que también “hablen” de su lugar de origen.

Inaugurando la nueva sala de degustaciones en la finca La Ciénaga, Ekkert fue presentando los vinos a un grupo de periodistas, pero no habló de volúmenes, de alcohol, o de cuestiones técnicas, se dejó llevar por lo que le decía el corazón.

Daniel Ekkert, enólogo de Xumek.

“Todos los vinos tienen el aporte de este nuevo viñedo de La Ciénaga, el más alto de la propiedad y a 20 minutos del viñedo viejo (Finca Santa Sylvia) pero con características totalmente diferentes. Esto me permite a mí como hacedor, poder jugar con un montón de variables que antes no tenía, porque antes tenía un solo viñedo y ahora tenemos tres viñedos diferentes, o sea que tengo más cartas para jugar y una mejor que otra”, dijo Ekkert a Destino San Juan.

Luego mencionó algunos cambios en la política de comercialización de la empresa y aseguró que están recuperando el mercado americano, aunque también buscan hacerse fuertes en el país. “Nuestra idea no es vender volúmenes de botellas de vino, estos no son vinos industriales. Empezamos haciendo vino para los amigos y cuando haces algo para tus amigos haces lo mejor de lo mejor. Eso nos marcó el camino y a medida que el proyecto se iba desarrollando nos íbamos superando para salir con mejores vinos, en ese camino estamos. Un vino de hasta 94 puntos es un vino de excelencia, pero a partir de los 95 a los 100 es más que vino, es proyecto de vida, y esa base la tenemos para lograrlos”, señaló el enólogo.

Los nuevos varietales no salieron a la calle sin chapa: Tim Atkin, el influyente crítico inglés y Master of Wine en 2001, le puso 90 puntos al Chardonnay; mientras que el Syrah obtuvo 93 puntos de James Suckling, crítico estadounidense de vinos y exeditor senior y jefe de la Oficina Europea de Wine Spectator.

Estos son los vinos

Malbec: la uva insignia de Argentina que encuentra en el Valle de Zonda una expresión única y personal. De color rojo violáceo intenso, en nariz explotan los aromas a ciruela negra, acompañados por toques florales de violetas y una particular nota de jarilla típica del terroir. Es un vino de entrada amable y gran expresión de sabores a moras y tabaco, excelente frescura y un delicado final mineral. Un excelente Malbec, fiel representante de Argentina y específicamente de un terroir extremo como Zonda.

Syrah: una variedad que se expresa de gran forma en San Juan, encontrando en el Valle de Zonda una tipicidad y calidad superlativas. De color rojo rubí intenso y matices violáceos, tiene aromas a higos y mermelada de arándanos, junto con notas de pimienta negra y cuero. Es un vino de buen volumen en boca, con intensos sabores a fruta y toda la potencia del terroir de Zonda. Un Syrah joven y frutado, que posee tipicidad y complejidad.

Chardonnay: un blanco que es un fiel reflejo del sol del valle combinado con una vibrante frescura de nuestros viñedos de altura. De color amarillo verdoso brillante, tiene intensos aromas a durazno blanco y manzana, en sintonía con notas cítricas y florales a azahar. Es un vino amplio en boca, con paso ágil y agradable sabores a pera y miel. Un ejemplar típico de la variedad, exponente honesto de las bondades del Valle de Zonda y nuestros distintos terroirs.

El enólogo cerró con un concepto clave para entender y sentir estos vinos: “Toda la vida trabajé haciendo vinos, pero en este momento no es mi principal objetivo, primero porque tengo las herramientas para hacerlo, la mejor uva casi te diría del país que me facilita el trabajo. Pero este proyecto no se trata solo de hacer vino, es calidad de vida, aire puro, naturaleza, flora, fauna y toda la gente que trabaja en este lugar que está hoy con nosotros. No estamos vendiendo una botella de vino, estamos vendiendo otra cosa. Estos  son vinos para momentos especiales, para celebrar, porque siempre te van a recordar momentos especiales”.

Finca La Leona.