fundación

La Fundación de San Juan: lo que no nos contaron en la escuela

¿Viste el plano de la fundación de San Juan que todos compramos y pegamos en la escuela primaria? Bueno, era erróneo según consignó Nicanor Larraín (el primer historiador de San Juan) en su libro “El país de Cuyo”.

Tampoco nos enseñaron en la escuela las verdaderas razones que tenían los españoles para conquistar estas tierras, por eso cuando San Juan cumple 457 años de su fundación, ocurrida un 13 de junio de 1562, te contamos todo.

Larraín dijo: “hemos corregido los rumbos que marca el plano (fundacional) porque están equivocados. La iglesia de Santa Ana existió en el costado Sur de la plaza de San Juan hasta 1834, año en que fue demolida. Y las propiedades de Jufré y otros aún se conservan desde la fundación de este pueblo”.

En esa época fundacional, los nombres de San Juan fueron varios.

fundación
El mapa que Larraín reproduce en su libro.

La ciudad se llamó San Juan de la Frontera, tanto por constatar en el acta de fundación como porque se hallaba en la frontera norte del País de Cuyo, límite fronterizo del Reino de Chile, en la parte oriental de los Andes.

También se la llamó San Juan del Pico “y este nombre lo atribuimos a que cerca de la ciudad, rumbo al norte, corre la sierra de Villicum que ofrece a la vista un verdadero pico de mediana elevación”.

Finalmente, señaló el mismo autor, se le llamó San Juan de Cuyo, “nombre que le reservamos por ser más lógico con el pasado de esta ciudad. El país se llamó Cuyo desde los primeros tiempos, este nombre consta en muchos documentos de grande importancia, y con el mismo es conocida en el orden eclesiástico como se verá en la bula ereccional del obispado. Y el nombre de Cuyo fue el de la famosa intendencia que tanto se ilustró con la formación del Ejército de los Andes”.

Tampoco nos contaron lo que los españoles traían en la cabeza: la búsqueda de oro y también la mano esclava de los dóciles huarpes.

“La fundación de San Juan se debe al deseo de descubrir las ricas minas de oro que los huarpes dijeron a los españoles de la conquista, existían en estas regiones”, escribió en 1889 Pedro Pascual Ramírez en su libro “La minería en San Juan”. Allí también aseguraba que en 1562 salió de Mendoza una expedición al mando de don Juan Jufré en busca del “escondido vellocino”, en alusión a la figura de la mitología griega del vellocino de oro. 

“El resultado de la expedición fue otro: la fundación de un nuevo pueblo. ¿Será esto augur de que en el futuro San Juan será eminentemente minero?”, se preguntaba Ramírez hace 130 años.

Finalmente, fue la necesidad de mano de obra esclava que no conseguían los españoles en Chile con aborígenes nada mansos, los mapuches, lo que los trajo hasta Cuyo, que por muchos años perteneció a la capitanía de Chile.

Juan Jufré, obra de Miguel A. Sugo.

Larraín señaló que “La conscripción civil a la que los indios fueron sujetados por los conquistadores bajo el nombre de mita, encomienda y yanaconas, forma la página más negra de la historia de la conquista de América”.

Y agregó: “El descubrimiento del mineral de Potosí, por Huallpa  en 1545, y la necesidad de su explotación que saciase la sed de oro de los conquistadores, hizo lugar a los penosos trabajos forzados que pesaron hasta sobre 12.000 mitayos ocupados en el laboreo de las minas.

El trato bestial que se les daba, forzándolos a penosísimos trabajos, y la expatriación que se les imponía con abandono de sus familias, llegó por fin a conmover a los mismos opresores (casi 100 años después) de tal modo que la misma ley que autorizaba semejante despotismo se modificó prohibiendo que el tercio de los indios de Cuyo pasaste en adelante a servir en mita en la otra parte de la cordillera”.

La obra en homenaje a los huarpes, del italiano Raffaele Beretta.

Esto fue lo que significó la casi desaparición de los huarpes en San Juan, aunque algunos lograban huir hacia la zona de las lagunas de Guanacache, donde hoy se conserva la mayor cantidad de comunidades autoreconocidas huarpes.

“Deportación de los huarpes” es la única obra de arte de la provincia que recuerda el terrible episodio de las encomiendas a los que fueron sometidos los hombres huarpes. La obra se encuentra en calle 15 entre Aberastain y Uñac, Pocito. Su autor, el italiano Raffaele Beretta, después de trabajar 2 años en ella, la donó a la provincia. La obra tiene 17 metros de largo por 2,50 de alto y son esos rostros los que no dejarán que olvidemos esa triste parte de nuestra historia.

El Archivo General de la Provincia, dependiente del Ministerio de Gobierno, organizó la exposición “Desde San Juan de la Frontera hasta nuestros días” que con gran éxito de público se lleva adelante en el foyer del auditorio Eloy Camus, en el Centro Cívico.