Agua Pinto: bienvenidos al paraíso de las vertientes

El agua cristalina brota de la ladera del cerro y parece un milagro. De la roca, de la nada, sale agua. Más arriba hay un surgente más grande y abajo, otros pequeños, imperceptibles salvo por el verde de las vegas. El agua forma pequeños hilos cristalinos que bajan y se pierden en el campo y brillan reflejando la luz del sol. El agua es la más fresca y pura del mundo.

De esta vertiente brota agua los 365 días del año en el puesto Agua Pinto, de ahí el nombre del paraje, ligado a la abundancia del agua y a Baltasar Pinto Leite, español y acompañante de Juan Jufré en la fundación de San Juan.

Pero llegar a esta reserva de agua, flora y fauna de la precordillera, ubicada en la estancia Maradona, de 41.117 hectáreas en el departamento Zonda, no es fácil. Sólo con una camioneta 4×4 o un caballo se puede transitar los 40 kilómetros desde el puente Blanco (sobre Ruta 12) hasta Agua Pinto, por una huella que las lluvias y crecientes rompen y deforman. Para llegar al paraje, a 2.100 metros sobre el nivel del mar, hay que pasar primero por el puesto Papagallos, donde una hermosa casona abandonada se ha convertido en zona liberada donde los pésimos visitantes creen que pueden dejar la basura que generan, en un predio privado.

Puesto Papagallos, lleno de basura.

Después sigue el puesto Córdoba (de Dardo y Daniel Recabarren) y tomando otra huella hacia la derecha está el puesto Guardia, donde vive Pedro Quiroga.

Puesto Córdoba.

Agua Pinto fue coto de caza furtiva de guanacos, que abundan en esa serranía, actividad que trata de controlar Juan José Robles, quien a pedido de su padrino y propietario de la tierra, Quico Recabarren (con poder firmado ante escribano) es el guardián del puesto.

Robles y Carlos Gomez.

El viento corre fuerte y se lleva los aromas de jarillas, ajenjo blanco y quinchamalí, la yerba sagrada de los huarpes. La fauna del lugar esta esquiva y no se ven los grupos de guanacos ni los zorros que suelen aparecer en los cerros cercanos. Sólo en el bosque de Maradona posa para la cámara un imponente espécimen de águila mora, un ave rapaz de la cordillera sudamericana que no se inmuta ante la presencia de los extraños.

Bosque Maradona.

Robles conoce cada piedra del camino, sus animales, su flora y su historia. Lleva más de 40 años visitando el lugar. El refugio, que hoy usan estudiantes y visitantes, lo mantiene y lo mejora él.

Un párrafo aparte merece el refugio cuya edad calculan en más de 150 años. La casa tiene ahora energía a través de paneles solares colocados por un programa nacional, tecnología que contrasta con los “tragaluces” de la cocina y la única habitación, realizadas con botellas de plástico y agua que logran un rebote extraordinario de la luz solar dentro de la casa.

La cocina del refugio Agua Pinto.
Las piedras adelante forman un cuadrado que antaño se destinó a corral de cabras.

La tarea de conservación de la reserva natural Agua Pinto, que aún no tiene una ley que la proteja, hizo que sus guardianes comenzaran a trabajar con los vecinos, los puesteros, ubicados a varios kilómetros unos de otros, tarea que lidera Carlos Gómez.

Agua, fauna y flora nativa, paisaje de montaña, historia con elementos visibles y dignos de ser puestos en valor para todos los sanjuaninos, eso es Agua Pinto. Pero es mucho más. Es amor por el terruño, es el rescate de nuestra historia y también del presente que hay que cuidar.

La historia del telégrafo construido por orden de Sarmiento, la obra del camino del soldado, la piedra basal colocada por el entonces gobernador Ruperto Godoy, son parte del patrimonio de todos los sanjuaninos (ver nota aparte).

Uno de los pocos postes del antiguo telégrafo que permanece en pie.

Mientras tanto Agua Pinto espera en silencio el reconocimiento como patrimonio histórico de la provincia y reserva natural. Hace unos días, unos visitantes en camionetas y motos enduro, rompieron las vegas y destrozaron los arboles recién plantados. Lamentablemente esto no es nuevo, en Agua Pinto, lo que pocos cuidan, otros destruyen con saña inentendible. El paraje, único en su tipo, merece la atención y el cuidado de todos los sanjuaninos.

Camino a Agua Pinto.