Él sabe llamar la atención. Primero con su tamaño, que intimida al igual que su mirada penetrante, es el aguilucho, cazador nato y habitante de las zonas rurales y semiurbanas sanjuaninas.
Su tamaño es casi el triple del de un gorrión, mide unos 50 centímetros aunque la hembra es más grande que el macho (dimorfismo sexual) y puede medir hasta 55 centímetros.
Según la página aves-argentina.blogspot.com, el aguilucho se distribuye a lo largo de la cordillera de los Andes, desde Colombia hasta el extremo sur del continente.
En Argentina se la encuentra en zonas montañosas y semiáridas, habita en zonas de matorrales, bosques abiertos, estepas, acantilados y otras formaciones rocosas.
La hembra tiene plumas en el lomo de color acanelado, el macho tiene el lomo totalmente gris.
Es un gran cazador y captura sus presas luego de peinar el área y sobrevolar en círculos. Se alimenta de animales pequeños como roedores, anfibios, reptiles e insectos, incluso hasta conejos, pero no mayores. Para atraparlos desciende velozmente en diagonal.
Costumbres de aguilucho
Construye su nido con ramas sobre salientes rocosas, arbustos o estructuras artificiales (postes de electricidad o de teléfono, antenas). La hembra pone entre dos y cuatro huevos blancos en un nido abierto de ramas revestido con lana y plumas.
La especie pasa por varios cambios de coloración de plumaje hasta llegar a la edad adulta; también presenta varios morfos en su rango de distribución.
El nombre científico del aguilucho común es Geranoaetus polyosoma, y también es conocido como aguilucho variado, águila parda, busardo dorsirojo, ñanco, pihuel.
Esta ave es más bien solitaria, pero suele verse en verano cazando en pares.
El aguilucho es un excelente planeador. Su vuelo cernido, estrechando las alas o con rápidos aleteos en busca de presas.
Su status de conservación según BirdLife es: preocupación menor.
Y según el informe del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y de Aves Argentinas de 2017, el aguilucho es una especie No Amenazada.
