Un exgobernador poco conocido: Camilo Rojo

Hay figuras de la historia sanjuanina que simplemente se perdieron en los libros (poco leídos hoy en día), tal es el caso de Camilo Rojo, un exgobernador poco conocido.

“El 25 de marzo de 1886, a los 67 años de edad, muere en San Juan el exgobernador Camilo Rojo. Fue un hombre progresista en todo sentido y siguiendo las huellas de su gran amigo Sarmiento pudo dejar una obra de inestimable valor, sobre todo en la educación”, señaló César Guerrero en “Efemérides sanjuaninas” (1961).

El historiador sanjuanino agregó que sus restos fueron trasladados a Buenos Aires en el año 1926 por sus familiares residentes allí, y yacen en el cementerio de La Chacharita.

En “Historia de San Juan” (1966), de Carmen Varese y Héctor Arias relataron que Rojo nació en San Juan el 9 de enero de 1819, hijo de José Rudecindo Rojo y Jacinta Angulo. “Los únicos estudios que cursó regularmente fueron los primarios y luego ayudó a su padre en actividades comerciales”.

Camilo era primo hermano de Guillermo Rawson (hijo de María Jacinta Rojo). Se casó con Serafina Durán con quien tuvo 14 hijos.

Camilo Rojo

Escuela, calle, biblioteca, llevan el nombre de Camilo Rojo en San Juan, pero son pocos los que saben algo más de su vida, además del hecho de que fue un gobernador unitario.

El inicio de su carrera política fue la designación de Rojo como juez de Paz, el 14 de octubre de 1852, pero poco después renunció al cargo por “no comprometerse en fraudes electorales”.

Durante los años 1858-1859 se desempeñó como Inspector General de Agricultura, fue el interventor Santiago Derqui quien le dio esta tarea.

Varese y Arias relataron que Sarmiento lo contó entre sus colaboradores más cercanos y con él fue Inspector general de Policía, encargado de las obras de ampliación y remodelación del cementerio municipal, proveedor del Ejército Nacional, miembro de la Comisión de Edilidad, integrante de la Comisión Evaluadora de la Propiedad, etc.

A fines de 1862, Sarmiento le confió la delicada misión de equilibrar cuentas con el gobierno nacional, ya que la Nación le debía a la provincia por los gastos en la lucha contra Peñaloza (el Chacho).

“Sólo Rojo podía tener éxito en semejante empresa ya que a sus dotes personales indiscutibles agregaba el parentesco con el doctor Rawson, ministro del Interior del presidente Bartolomé Mitre.

A los meses, regresaba de Buenos Aires con $25.000 al igual que el reconocimiento a favor de San Juan por parte del poder central del resto de la deuda”.

Su gobierno

Compenetrado de los problemas financieros del gobierno como miembro de una comisión especial, produjo un extenso Memorial sobre el monto de la deuda que la provincia había contraído desde 1859 a 1861.

Cuando ocupaba una banca de diputado en la legislatura local para la que debía había sido electo en agosto de 1863 por el departamento Pocito, Camilo Rojo fue designado gobernador. Asumió la gobernación el 9 de octubre de 1864 y ponía término a los gobiernos efímeros.

En ese cargo tuvo por ministros a José María del Carril y a Ruperto Godoy y con ellos “hizo un gobierno progresista a pesar de la guerra con el Paraguay y la rebelión del Oeste”.

“San Juan puede ostentar con orgullo este templo dedicado a la educación del pueblo que no tiene competidor hasta ahora en ningún otro de la república y difícil es que lo tenga igual ninguna de las naciones sudamericanas.

Es la obra del pueblo dedicada para su propia redención, aquí están representados los esfuerzos de todos, desde los de su iniciador hasta el de las madres de familia, desde los del modesto artesano hasta los del capitalista.

Y podemos felicitarnos al contemplar satisfechos las más nobles aspiraciones de un pueblo que sabe sacrificarse para conseguir los elementos de inteligencia que asegurarán su progreso y su libertad”, decía Rojo el 16 de julio de 1865, en la inauguración de la Escuela Central de Varones.

Para la construcción del edificio se utilizó el solar que ocupaba el templo de San Clemente, en calles general Acha esquina Santa Fe, donde hoy está la escuela Antonio Torres.

También narraron Varese y Arias que Rojo se preocupó por el aspecto estético de la ciudad. Hizo  terraplenar la plaza, colocar algunas filas de naranjos y alentó la idea de levantar una pila, el agua que sería trasladada desde el estero de Zonda y se colocarían surtidores.

La plaza seguía siendo el único paseo público de la ciudad y en los días festivos la banda de música recreaba a los paseantes.

Otras obras

Rojo vio la necesidad de que los departamentos fuesen formando las villas cabeceras y se demarcaron los terrenos para ese fin en Albardón, Calingasta y Pocito.

Se realizó un censo general de población, comercio e industria, adelantándose en tres años al censo general de la nación de 1869.

Por entonces, había un auge de la actividad minera lo que derivó en la sanción de la ley para reglamentarla.

También se dieron nuevas normas en materia de riego que entre otras cosas definían que la distribución del agua de regadío se haga en forma proporcional al terreno de cultivo de cada propietario, para lo cual se inició un empadronamiento.

“La preocupación por la salud de la población se ve reflejada en la fundación, el 2 de septiembre de 1865, del hospital San Roque administrado por la Sociedad de Beneficencia que entonces  presidía Serafina Durán de Rojo, esposa del primer mandatario”.

También le tocó a Rojo, como gobernador, despedir al Batallón San Juan que iba a la Guerra del Paraguay. “Lo hizo con una arenga vibrante: ‘Que el cielo os guarde y os hagáis dignos de vuestros gloriosos antecedentes, son los votos de vuestro gobernador y amigo’. El contingente lo formaban los jóvenes más selectos los más liberales”.

El 20 de octubre Camilo Rojo hizo abortar un movimiento subversivo que debía estallar dos días después. La conspiración fue tramada por el presbítero Emilio Castro Boedo, salteño, en colaboración con el diputado provincial José Ignacio Flores y descubierta por el comandante Marcelino Quiroga.

Estuvieron comprometidos, según sumario levantado, Manuel Benigno Celada, Carlos y Napoleón Burgos, Juan Quiroga, Benjamín Aguiar, Ignacio Benavidez, entre otros.

“Castro Boedo actuó como agente de Urquiza según lo demuestra la carta enviada al entrerriano desde Vallenar, Chile, donde se refugió después de los sucesos de San Juan.

En ella se lamentaba de no haber pedido $10.000 para ahogar igual número de intrigas comunicándole que desde su partida del Rosario hasta llegar a Mendoza había dejado en cada puesto importante ‘preparado el asunto de sus preocupaciones’”.

La conspiración contó con ramificaciones en Mendoza y a raíz de la información proporcionada por Camilo Rojo al gobernador vecino, éste dispuso una serie de detenciones.

Los colorados y más

Antonio Zinny, autor de “Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas” (1987), relató que Camilo Rojo fue el quinto gobernador de San Juan en un menos de un año.

Luego enumeró algunas de sus medidas como gobernador: atendió la extensión de las escuelas primarias, fundó la primera biblioteca pública, nacionalizó el colegio de la ciudad capital, levantó una estadística general sobre población, agricultura y riego, y fundó la cárcel de mujeres.

“Fundó el hospital de San Roque y dio mucha importancia al diario El Zonda, del que hizo una publicación oficial. Levantó el primer puente sobre el río San Juan e instituyó un sistema de riego proporcional a la superficie sembrada”.

También reseñó que Rojo proporcionó unos 800 soldados sanjuaninos a la guerra del Paraguay.

“Al estallar la Revolución de los Colorados, en Mendoza, llamó en su ayuda al coronel Julio Campos, gobernador de La Rioja, pero este fue derrotado en Pocito en enero de 1868.

Rojo huyó a Córdoba y fue reemplazado por el coronel Juan de Dios Videla, que apoyó la ocupación de San Luis, por el general Juan Saá. Pero, tras participar en la derrota federal en la batalla de San Ignacio, Saá y Videla huyeron a Chile, y Rojo regresó al gobierno”.