Como en las películas en las que los miembros de la mafia emboscan y acribillan a personas en la calle, a plena luz del día, así mataron a Amable Jones, el gobernador sanjuanino asesinado en Pocito.
“Un 20 de noviembre de 1921 un grupo de exaltados criminales se arroja con saña sobre el automóvil que conducía al gobernador de la provincia Dr. Amable Jones, al industrial Juan Meglioli y otros funcionarios de gobierno, dando muerte a balazos al gobernador y a Meglioli.
Hirieron gravemente a un niño y al doctor Colombo, presidente de la Corte de Justicia de la provincia”, relató el historiador César Guerreo en el libro “Efemérides sanjuaninas” (1961).

Guerrero continuó narrando que una vez consumado el atentado, los criminales “profanaron el cuerpo exánime de Jones cercenándole una oreja y dándole el tiro de gracia con una bomba de mano que le abre una profunda brecha en un costado de su cuerpo.
Pero antes alcanzó a decir: ‘basta, no tiren más… estamos heridos de muerte’. Con este horrendo crimen San Juan marca la cuarta Rinconada, pues en este lugar se produjo el hecho”.
Aún hay vecinos de la zona que narran la historia que a ellos les contaron.
Celia Hermosilla, nacida y criada en la zona, relató en el libro “Deportación de los Huarpes”, (2018) que su padre le contó la historia sobre el asesinato de Jones, ocurrido cuando él era un niño.
“Mi papá había salido a comprar pero nunca pudo llegar a su destino, unos hombres no lo dejaron pasar ya que los cuerpos yacían aún en la calle. Según contaban los vecinos, el cuerpo de Jones quedó tirado en la acequia. Jones había ido a visitar a sus primos, los Agüero, que vivían justo frente a donde hoy está la escuela Rudecindo Rojo», dijo Celia.

El asesinato, en los libros
Carmen Varese y Héctor Arias, en su libro “Historia de San Juan” (1966) relataron que por entonces en la provincia se vivían días muy difíciles “y en el ambiente flotaba el presagio de acontecimientos graves”.
“El jonismo, sintiéndose apoyado, cometió una serie de abusos. La prensa, con sus comentarios y editoriales, marcaba el apasionamiento, como puede comprobarse leyendo ‘La Verdad’, ‘Debates’, ‘Nueva Era’, mientras la oposición conspiraba abiertamente”.
Luego citaron las publicaciones de los diarios de la época: “El senador Cantoni, jefe de una de las agrupaciones opositoras y enemigos irreductibles del oficialismo, ha sido asaltado en su propio domicilio por la policía de Jáchal, que ensordecida por la impunidad de que goza, no deja tropelía por cometer.

Como era de esperar, el doctor Cantoni, que conoce los planes siniestros fraguados por el elemento maleante que no encuentra otro medio para quedar bien que cometiendo abusos, se ha resistido y se ha atrincherado, diríamos, en su propio establecimiento, entablándose con tal motivo un tiroteo del cual damos detalles en la sección respectiva”, decía uno de los diarios simpatizantes del cantonismo.
Varese y Arias señalaban que este hecho, ocurrido el 4 de octubre del que dio cuenta el diario ‘Debates’, marcó el principio del fin.
Ese mismo día, Cantoni alertó a sus seguidores: “estén preparados cuando se los llame a sacar vivo o muerto de la Casa de Gobierno al traidor Jones”.
Los historiadores destacaron que Federico Cantoni, que contaba con apoyo popular y era enemigo irreductible del yrigoyenismo, quizá por sentirse postergado por el caudillo radical en sus aspiraciones al gobierno de San Juan, se convirtió en el líder de las fuerzas opositoras.
El bloquismo intentó el golpe de Estado, el fin inmediato de la revolución era ocupar por la fuerza el gobierno para entregarlo al presidente del senado, señor Juan Estrella, sustituto legal del gobernador Jones.
La sedición tomó formas violentas y en La Rinconada cobró sus víctimas en las personas del gobernador Amable Jones y el industrial J. Meglioli.

Jones, según Bataller
El periodista Juan Carlos Bataller escribió el libro “Jones, el asesinato que cambió la historia de San Juan” (2002).
Aunque antes de ese libro, Bataller se había ocupado de la figura de Jones, reseñando que nació en San Juan pero desde muy joven se radicó en Buenos Aires, donde se recibió de médico y adquirió prestigio nacional e internacional.
En 1920, y ante el hecho de que los radicales sanjuaninos no se ponían de acuerdo en el candidato, el presidente Hipólito Yrigoyen impuso la candidatura de Jones.
Jones, que durante los últimos 35 años no había vivido en San Juan, ganó las elecciones y asumió en julio de 1920. “Fue el primer gobernador que juró con banda. Hasta ese momento sólo lo hacían los presidentes”.
“Aunque era un hombre manso y bueno, tenía dos defectos: estaba convencido que había venido para cambiar la historia y terminar con la barbarie sin importarle lo que pensaba la gente o la existencia de instituciones a las que nunca respetó. Y, además, le gustaba ser adulado.
Al final esa fue su perdición. Quienes lo rodeaban, en su mayoría hombres que había traído desde Buenos Aires, conocían sus debilidades. Y lo fueron alejando cada día más de los sanjuaninos”, aseguró Bataller.
En el libro, relata a su modo el paso a paso del crimen.
“José Miguel Bustos escuchó que el gobernador decía ‘tira!’, dando la orden de partida del auto. Llevó su mano derecha al sombrero en gesto de saludo y en ese preciso instante escuchó el disparo y un zumbido que pasó en el ángulo formado por su brazo y fue a incrustarse en la capota del vehículo”.

La escena de terror
“Sorprendido, Bustos miró hacia el lugar desde donde creyó que había partido el tiro y vio a una distancia como de cincuenta metros y sobre su lado izquierdo al costado sur, a un individuo que rodilla a tierra empuñaba un Winchester.
El sujeto seguía disparando. Bustos vio que uno de los tiros hirió al gobernador en el pecho. Al recibir la herida, el cuerpo de Jones, que estaba sentado, cayó hacia atrás”.
El relato de Bataller continúa: “Inmediatamente vio cinco, diez, quince cuerpos que rodeaban el auto, armados y disparaban contra Jones.
Bustos sintió terror y comenzó a correr. No se detuvo hasta encontrarse cien metros internado en los viñedos. Estaba agitado. Su cuerpo temblaba. Vio a Santi, que corría hacia donde él se encontraba.
El chofer del auto en el que viajaba Jones, Leonardo Heard, estaba atento a lo que hablaban el gobernador y Agüero y no pudo ver lo que ocurría delante del auto.
De pronto sintió tiros. Miró en todas direcciones pero no vio a nadie. Leonardo aceleró el automóvil, que estaba con el motor en funcionamiento. Pero el coche estaba en punto muerto y no se movió. Se agachó rápidamente pero la curiosidad pudo más y al levantar la cabeza vio que por una ventana salían dos caños de armas, al parecer Winchester.
Quiso abrir la puerta del coche pero no pudo porque se lo impedía un cajón. Miró a su derecha. Bianchi se había dejado caer sobre el piso del auto, entre los pedales y sus piernas. Se tiró entonces de cabeza por el lado derecho y gateando se puso atrás del coche.
De pronto vio a su lado a una persona vestida de negro. Estaba aterrorizado. Ni siquiera pensó en mirar lo que ocurría con los ocupantes del auto. Corrió hasta la casa de Agüero.
Don Manuel Agüero estaba en la puerta y había sacado un revólver de caño niquelado.
—Tire, hombre, tire…! –, dijo Agüero.
-¡No tengo armas!, gritó Leonardo, mientras seguía su carrera hacia las viñas ubicadas en los fondos de la casa”.

La autopsia
Después de una minuciosa investigación, Bataller logró dar con la autopsia de Jones. Esa tarea fue realizad por los doctores Devoto, Albarracín, Godoy, Quiroga Garramuño, Doncel y Aubone.
La misma señalaba que la muerte de Jones fue producida por heridas de armas de fuego, por proyectiles de revolver o revólveres de calibre 38, de pistola automática cargada con balas blindadas con camisa de cobre o de bronce – cobre unas y de níquel o algo parecido otras.
“Hay también disparos de Winchester con balas blindadas a media camisa de níquel, dejando el plomo de la mitad anterior sin blindamiento.
—Estaban preparados, los asesinos —, comentó Albarracín.
—Se ha utilizado también una bomba explosiva de mano, de gran poder destructor con envoltura de papel – cartón.
—Todos los disparos de Winchester y Mauser han sido hechos a una distancia máxima de diez metros y los de revolver y pistola automática a quemarropa, apuntó Quiroga Garramuño.

¿Quiénes lo mataron?
Belisario Clavel, Emilio Sancassani, Ricardo Peña Zapata, Benito Domingo Urcullu, Alejandro Joanasi, Rómulo Tobares y José María Peña Zapata, fueron detenidos y procesados.
“En los primeros días y ante al fracaso de la revolución y la consiguiente conmoción que la muerte ocasionó en todo el país, los involucrados aceptaron su participación y señalaron a Federico Cantoni como ideólogo de lo ocurrido”.
Pero ese juicio inicial fue anulado y debió sustanciarse uno nuevo. En esa nueva instancia, los procesados dieron la misma versión y aseguraron que ellos solos habían organizado el asesinato como inicio de la revolución que necesitaba la provincia.
Por otra parte, el historiador César Guerrero, publicó que “un día después del asesinato de Jones, el 21 de noviembre, la policía realiza un allanamiento con motivo del asesinato de Jones en el domicilio de Federico Cantoni, jefe de la oposición, donde se detiene a 64 personas y se requisan varios elementos bélicos, una ametralladora, fusiles y una gran cantidad de proyectiles”.