La carrera que logró un “milagro” en San Juan

Era un frío domingo y Nelson Chaparro, un atleta de 43 años, se terminaba de preparar para enfrentar una dura competencia internacional.

Iba a correr 42 kilómetros desde el dique Punta Negra hasta el centro de la provincia, la famosa Maratón de San Juan, que sucedió el pasado 24 de julio.

La carrera era importante por muchos motivos, pero había uno en particular que cambiaría el rumbo de la vida de Nelson y de su mamá Laura para siempre.

Por supuesto que antes de que llegara “el gran día” hubo un intenso tiempo de preparación que tuvo que dedicar el atleta en salir a entrenar, tiempo que muchas veces significa estar lejos de la familia, ya que Nelson además de correr pasa sus días trabajando como maestro pizzero en Un Rincón de Nápoli, el histórico bodegón del centro.

Los grandes deportistas dejan de lado muchas cosas en la vida afectiva para poder rendir en sus prácticas y este caso no fue la excepción. Pero esta vez había una razón muy importante para hacerlo.

Ese día Nelson corría por su mamá Laura, una sanjuanina de 64 años a la que le habían diagnosticado cáncer de mama. Él sabía que su mamá lo iba a estar siguiendo por todo el camino y en la línea de meta iba a darle una sorpresa.

El día anterior a la carrera se cortó el pelo al ras para apoyarla simbólicamente, pero Laura no sabía nada. Solo algunos familiares estaban al tanto y fue gracias a ellos que el momento quedó registrado en las imágenes que ahora se conocen.

Pero además de correr por su madre, Nelson también lo hacía por él y por sus hijos, porque este deportista que ahora puede correr grandes distancias debido a su dedicación, antes fue una persona con problemas con el alcohol.

“Tenía una vida totalmente distinta a la que tengo ahora y fue el deporte lo que me ayudó a superarme para darle la persona que se merecen mis hijos y mi mujer”, contó el atleta que también hace muy buenas pizzas.

Nelson llegó al Dique Punta Negra, subió con el resto de los corredores a la línea de partida y se pegó el número 99 en su pecho. Un número con mucho significado para quienes creen en la numerología.

Ese día iba a ser mágico, estaba seguro. Ese día yo quería darle a fuerza a mi mamá por lo que estaba pasando”, contó Nelson en una charla de café en el mismo “bodegón” donde trabaja.

“Había un motivo muy importante para llegar, había mucho esfuerzo de uno, pero también de ella. En sus quimioterapias, internaciones, en su pérdida de cabello, en su lucha donde yo muchas veces no podía estar.

Por eso ese día quería que estuviéramos juntos”, contó sobre parte de las razones que lo llevaron a raparse la cabeza.

Dicen los corredores profesionales que, en este tipo de carreras, con largas distancias en un terreno dificultoso, es muy importante controlar la mente para no rendirse.

Y en cierto punto, esto también era aplicable a la lucha que venía enfrentando Laura y su hijo fuera del deporte.

“Yo cuando me enteré de mi enfermedad lloré mucho. Es muy fuerte la palabra cáncer, en ese momento me preguntaba angustiada qué me queda, cuánto tiempo me queda. Y después me dije que esta enfermedad no me iba a superar, que yo le iba a ganar”, dijo Laura sobre la primera parte de la difícil enfermedad.

Agregó que “yo esa mañana también me levanté con ganas de verlo llegar, verlo hacer lo que le gusta y que le hizo tan bien en una etapa de su vida donde iba a decaer”, contó Laura sobre la adicción al alcohol que Nelson logró superar.

“Superó muchos obstáculos, así como en la carrera, él fue superando cosas”, agregó mirando a su hijo con gran admiración.

Cuerpo y mente

Quienes tuvieron la oportunidad de ir alguna vez al Dique Punta Negra sabrán lo que significa la distancia y el camino que hay que hacer. Cada kilómetro se sentía en los músculos, pero también cada kilómetro era un paso para estar más cerca de la meta.

La familia de Nelson lo iba siguiendo y esperando en los cruces donde podía darle aliento.

Hasta que de a poco, el camino lo fue llevando hasta la Av. Ignacio de la Rosa, calle donde estaba la línea de llegada, justo debajo del puente que une el Teatro del Bicentenario con el Centro Cívico.

A esa altura las piernas ya no movilizan el cuerpo, sino que era la mente la que jugaba un papel determinante. Y fue en esos pocos metros donde la magia comenzó a suceder.

La primera en ir a darle aliento al exhausto corredor fue la hija de Nelson, Magalí, que lo tomó de la mano y lo acompañó hasta la meta. Su papá, al borde de la emoción, la miró y le dijo “es por vos mi amor, por vos tu papá cambió”.

A los pocos metros de la línea de llegada estaba Laura, que tenía un gorro en su cabeza para cubrirse del frío.

Nelson la visualizó rápido entre la gente y le estiró el brazo para que juntos lleguen a la meta. Y cuando la tenía a su lado se sacó el gorro y le mostró que se había rapado la cabeza. 

“Cuando llegué al Centro Cívico me tomó la mano y me emocionó mucho su actitud. Para una mujer es muy difícil no tener pelo. Por eso cuando yo lo vi, dije ¡ma sí! yo también me voy a sacar el gorro, si yo también corrí una carrera con mi hijo.

Esto es una prueba fiel de que los dos hicimos una carrera. No me lo voy a olvidar más, eso se ha quedado en mis ojos y en mi corazón”, dijo Laura sobre el singular momento que quedó registrado en esta foto.

El triunfo

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Es lo que se siente al ver a Nelson y su mamá al momento de llegar a la meta. En sus rostros se puede ver un sacrificio lleno de entrega y lleno de amor.

El amor de una madre que acompaña a su hijo y de un hijo que lo dejó todo para que su mamá se sienta apoyada y contenida en su lucha contra el cáncer.

Ese día tuvo sus particularidades y el impacto se sintió en los días siguientes. A las semanas de finalizada la carrera, la familia Chaparro recibió una noticia que significó una alegría inmensa para todos: Laura había logrado superar su enfermedad.

“Fue el lunes pasado cuando fui a uno de los controles, ahí me dijeron que había logrado superar el cáncer”, contó la mujer. Y agregó “si bien queda un proceso de tomar pastillas y seguir con cuidados, concretamente se superó el cáncer y pude conservar la mama”, dijo con algo de cautela en sus palabras.

No se puede decir a ciencia cierta que esa carrera fue determinante para superar una enfermedad que exige mucha entrega y sacrificio tanto de los pacientes como de los médicos, que son fundamentales en este tipo de tratamientos.

Pero como dijo Nelson y su madre “ese día provocamos algo, algo pasó porque lo sentimos, pero no sabemos explicarlo”.

Quienes son religiosos tal vez puedan atribuir lo sucedido a una especie de milagro. Así al menos opina Laura cuando dice que “hemos sido la herramienta de nuestro Señor y lo comprobamos cada vez que le mostramos el video a la gente, que por alguna razón terminan llorando”, contó entre risas.

Incluso si uno se pone a buscar señales de este tipo las puede encontrar en el número que tuvo Nelson el día de la carrera una especie de pista.

Porque según la numerología, la práctica milenaria que establece una relación mística entre los números y los seres humanos, el 99 es el número del amor universal, capaz de servir e inspirar a los demás. Como la historia de estos dos sanjuaninos.