Un viaje en el tiempo: el regreso de las balitas

Absortos, en la banquina de tierra de la calle Amán Rawson, villa Cenobia Bustos, jugaban cinco pibes a las balitas. Solo en San Juan se llaman así, en el resto del país son bolitas.

Hay un regreso de los niños a este juego ancestral sobre todo en aquellos sectores donde no tienen acceso a tablets ni a costosas play. Por eso se hace cada vez más común encontrarlos en las esquinas de los barrios o en algún lote no urbanizado.

“Mi preferida era una chiquita, ‘ojito’ le decían porque era de vidrio transparente y celeste en el centro, era la de menor valor pero a mí me encantaba”, recordó Claudia.

Y agregó: “Cuando era chica tenía mi bolsita con balitas y jugaba con los varones, no era muy común, a ellos no les gustaba jugar con nenas, pero aceptaban cuando creían que en pocos minutos me ganarían, me dejarían sin una sola balita y nunca más volvería a jugar. Esos lo lamentaron: varios perdieron en esas partidas su balita preferida, porque siempre había una preferida, esa que tenía magia y podía lograr cualquier firulete”.

La lechera o lecherita es esa blanquecina, y no podía faltar el balín o acerito que eran de metal, sacadas de algún rulemán viejo.

Los niños de la villa Bustos jugaban a la “troya”.

Willi, un amigo de memoria admirable, refrescó algunos dichos que transportan al pasado: “Le hace a la mía paga”. “La quiero sonante”. “Sin copita”. “Le chulió”. “Pasa por troya paga”. “Le coliché”. El valor de cada una estaba relacionado con su tamaño, color, material, y alguna belleza subjetiva atribuida por su dueño. Algunas parecían contener la Vía Láctea y todo su misterio.

San Juan es el único lugar del mundo donde se le dice balitas, para el resto del país es bolitas, y en Latinoamérica los nombres son de lo más variados, desde canicas, tolonchas, bellugas, boliches, bolichas, caicos, boles y caniques, entre otros 20 nombres más.

Dicen que es uno de los juegos más ancestrales aunque su origen quedó establecido en el antiguo Egipto y la Roma Precristiana y se han encontrado canicas en la tumba de un niño egipcio de alrededor del año 3000 a.C. La misma historia revela que en Creta, los niños jugaban con balitas construidas a partir de materiales preciosos. En la antigua Roma era un juego infantil cuya popularidad se extendió hasta la Edad Media.

En épocas de play y youtubers, una felicidad llena de tierra. Pero que también deja al desnudo la dura realidad de los chicos de la villa del departamento Rawson.