Graffigna Yanzón

Bodega boutique Graffigna Yanzón, la perla de Pedernal

En el medio de cerros y con una vista inmejorable al valle y sus viñedos, está la bodega boutique Graffigna Yanzón, la perla de Pedernal. La bodega está incluida en la Ruta del Vino, en el departamento Sarmiento.

El lugar tiene todo para dejar el corazón rebosante: paisaje extraordinario, cultura vitivinícola, historia familiar y vinos maravillosos. Pero además, ofrece alojamiento y restaurante.

La terraza de la bodega

Sus propietarios son Duilio y Santiago Graffigna, pero fue el bisabuelo visionario quien compró esas tierras en Pedernal hace más de 100 años, cuando aún el valle no era explotado para la actividad agrícola intensiva.

“Tenemos un arraigo de 110 años en el valle de Pedernal y decidimos retomar esta actividad porque es una de las zonas vitivinícolas más importantes del país y conocida a nivel internacional”, contó Santiago.

Santiago Graffigna en la sala de degustación.

Su bisabuelo, Santiago Graffigna, compró ese campo de 20 leguas para desarrollar ganadería, olivicultura y vitivinicultura. Por las cartas escritas a sus hermanos se sabe que había avizorado un buen futuro para las vides en ese valle encantado.

Por eso hay en la propiedad olivos de más de 100 años, pero no alcanzaron a desarrollar la vitivinicultura, no se sabe por qué. Sin embargo, los descendientes lograron concretar ese anhelo.

Hoy la bodega produce 25.000 litros, unas 30.000 botellas al año, aunque está diseñada para 50.000 litros.

El padre de Santiago, Duilio, perteneció al grupo familiar propietario de la bodega Graffigna Ltda., empresa que fue vendida hace unos 20 años a una multinacional y el año pasado la compró una firma chilena. Hoy es una de las principales exportadoras de vino del país, por eso el que sabe de vinos la relaciona inmediatamente con este emprendimiento.

De la industria a la bodega boutique

“Con esta bodega apostamos a algo totalmente distinto, pasamos de lo industrial y masivo a una elaboración pequeña  y cuidada en la que participamos en todo el proceso. Los técnicos de la bodega son mi hermano Clodomiro y tenemos el asesoramiento de Giuseppe Franceschini, un experto italiano radicado en Mendoza”, contó Graffigna.

Tienen 18 hectáreas plantadas de las cuales solo elaboran el 25 % en esta bodega. Los varietales son: Malbec, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Syrah, Pinot Noir, Chardonnay, Sauvignon Blanc, y Semillón.

“Años tras año vamos viendo mejoras que se van traduciendo no solo por la aplicación al proceso final, sino en lo vinculado al cultivo de la vid. Hacemos mucho hincapié en la uva y en el viñedo y tratamos cada año de ir haciendo aplicaciones de conocimientos, poda, manejo de agua, suelo, que nos permite ir mejorando la calidad. Eso después se ve también en la bodega, mejorando y priorizando varietales y dependiendo de cada varietal es el procedimiento”, contó.

Barricas de roble francés y americano son las que terminan de redondear los vinos, salvo a dos que son los más frescos y jóvenes. Las características de las uvas les permiten hacer caldos con una guarda cada vez más larga y eso se traduce en mejores vinos.

“Empezamos con una gama media-alta de consumidor porque las uvas dan para eso y mucho más”, aseguró Santiago.

Antiguos botellones de guarda

Los vinos de la bodega, Finca Don Duilio, se consiguen solo en vinotecas. No está proyectado un salto cuantitativo en la elaboración y tampoco la venta masiva. “Queremos que en la comercialización el vino tenga casi el mismo cuidado que tenemos en la bodega”.

Alojamiento y bodega, como en casa

Este año la bodega boutique Graffigna Yanzón cumplirá 4 años y es de las pocas que ofrecen alojamiento en la provincia.

El diseño y la decoración de la sala principal son exquisitos, como también la sala de degustación y cava. La gran puerta principal de pinotea perteneció a una antigua iglesia jesuítica misionera, y en el interior abundan los muebles antiguos de la familia. Sillones labrados, lámparas pintadas a mano y hasta la colección familiar de cámaras fotográficas y filmadoras, con una impresionante biblioteca.

En la sala de degustación, el juego de comedor de los abuelos de Santiago se impone. Mientras que la terraza ofrece el mejor paisaje de los viñedos en invierno.

En el jardín de acceso, sorprende una fuente con una centenaria escultura de una pareja celebrando a la uva y el vino, también reliquia de los abuelos.

“Teníamos muchas aberturas, vigas de galpones viejos que estaba archivados, la idea fue darle apariencia de construcción antigua pero la edificación cumplirá 4 años”, contó Santiago.

La posada es para que el visitante pueda compartir la experiencia de la creación del vino desde la tierra a la copa. “Lo que uno siempre vivió en la familia. Toda la vida estuvimos en la producción vitivinícola por eso el vínculo es fuerte, compartimos desde anécdotas, enseñanzas, todo lo que aprendimos. La bodega y la posada le permite al turista vivir la vitivinicultura”, dijo.

Muchos de los que llegan a la bodega boutique Graffigna Yanzón conocen y aman el vino, es decir el enoturista. Pero también llega gente a descansar porque se trata de un valle  privilegiado. “La potencia el entorno”.

Muchos turistas extranjeros que llegan desde Mendoza, también visitan la bodega.

La capacidad de alojamiento es de 15 personas, aunque está previsto un crecimiento de tres habitaciones más.

Además, el comedor tiene más capacidad y se puede almorzar y merendar de jueves a domingo con reserva previa al teléfono 264-4057793.

Un valle cotizado

Las uvas del Valle de Pedernal tienen un piso muy alto en cuanto a calidad. “Cualquier uva, a ojos cerrados, tiene una calidad superlativa y es muy demandada por las mejores bodegas de Mendoza”.

Esto se debe a las características del clima, suelo y agua del valle que además está protegido por una barrera natural, el cerro Pedernal Hill, que se eleva sobre el suelo del cañón.

El valle tiene un clima continental y frío, seco y soleado los 365 días del año. Las precipitaciones son bajas, solo 150 milímetros anuales, principalmente en verano, y suele nevar dos a tres veces en invierno.

Durante el período de madurez de las uvas, de enero a abril, las temperaturas medias máximas van de 28 ° a 24°C, las mínimas medias de 10° a 4°C, con una amplitud térmica diaria de 20° a 14°C. Esta condición de temperaturas, diurnas moderadas y nocturnas bajas, generan una gran amplitud térmica y condiciones especiales para la madurez de la fruta.

Los suelos son aluviales, constituidos por gravas de distintos tamaños, morfología generalmente de forma angulosa, plana y composiciones con piedras calcáreas, de sílex “pedernal”, entre otras. Complementados con arenas, limos y arcillas depositados en capas.

Las texturas van desde el franco arenoso a franco limoso. Por lo tanto, los suelos resultan pobres, pero con óptima retención y distribución del agua, buen drenaje y evidencian poca compactación.

El agua de riego proviene de acuíferos subterráneos que se nutren con el deshielo de las altas cumbres de la Cordillera de los Andes.

El valle comenzó con los primeros viñedos en el año 2000, de la mano de los diferimientos impositivos.

Bodega Graffigna Yanzón, en el Valle de Pedernal, una lugar para visitar y saborear.