de Jorge Leonidas escudero
Otra vez ando el campo este seco
de retamos jarillas e írseme la tarde
en lo que es ver,
sin más estar que en mis ojos la yerma
extensión del desierto sanjuanino.
Sesga un pájaro desde y va a
lo mismo siempre lento a lo mismo vuela
como si no se moviera y se apaga.
El cielo enciende alguna estrella sobre
los jarillales ya oscurecidos.
Monte achaparrado donde ha muerto
y vive la Difunta Correa.
Y es su hijo es quien llora
en tanta soledad viento trío.
Y ese es mi estar aquí en ‘l inmenso
campo santo de ella, bravía sed a donde vine para
en lo que me es ver sentir,
tras el pájaro huyente del día
la unión con la Madre.