Cuando el trigo de San Juan era el mejor del mundo

Suena a chauvinismo pero no. A principios del siglo pasado, el trigo sanjuanino era analizado en Estados Unidos y Francia por su altísima calidad y puntuación máxima. Se estudiaba para mejorar otras variedades, según consta en el Primer Censo Agrícola de San Juan realizado en 1931.

“En estos momentos en que el gobierno de la Nación lleva con tanto rigor y justicia la campaña contra la incorporación de mejoradores químicos a las harinas es necesario señalar la existencia en San Juan de variedades de trigo de sorprendente valor molinero y panadero, formadas en la estación experimental de Alto de Sierra por selección genealógica de un trigo común de la zona”, señalaba el resumen del censo.

Y agregaba que “su calidad excepcional ha sido constatada por los laboratorios del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y Francia. Bastará decir que en su “score” de valor panadero no ha sido superado por ningún trigo del país o del extranjero en la prueba en los laboratorios de molienda y panificación del Ministerio de Agricultura de la Nación”.

Por entonces las cifras del censo indicaban que había en San Juan 15,192 hectáreas destinadas a cereales, principalmente trigo y que 15 años antes había unas 15,662 hectáreas. El volumen que se cosechaba alcanzaba para cubrir solo el 30 % de la demanda de harina en la provincia y el resto se compraba a otras provincias.

Sobre la calidad de este trigo se decía en el mismo estudio: “esta aptitud es particularmente interesante para, con su intervención, corregir con cortes las insuficiencias de calidad de otros trigos. En este orden de ideas es posible pensar que algunos departamentos de San Juan lleguen a formar zonas productoras especiales de fuerza, y obtener en consecuencia prima apreciable sobre los precios corrientes”, es decir, mayor precio por un mejor producto.

El informe señalaba que el trigo de Alto de Sierra, 01- 4, era empleado en trabajos de fitotecnia en diversos establecimientos de experimentación agrícola del Litoral y en la Estación Experimental de Kansas, Estados Unidos, “tratando de llevar así por cruzamiento a los nuevos híbridos las sorprendentes calidades de nuestra variedad”.

Apogeo y decadencia

El Manual de San Juan de 1960 señala que en el siglo XIX, el tráfico de ganado y harina en Jáchal se hacía con Tucumán y Chile. El trigo que producía la zona se molía en establecimientos propios, ya que por entonces había varios molinos en plena actividad. El comercio de Jáchal llegó a una importancia tal que en Valparaíso hubo una firma dedicada a la compra de toda su producción, la que antes compraban en San Juan.

En el año 1870 la prosperidad de Jáchal era tal que había: 5 tiendas, 40 almacenes, 16 pulperías, 16 puestos de carne, 4 hornos de ladrillos, 2 jabonerías; además de los negocios de vinería, herrería, talabartería, etc. Sus cereales se exponían en todas las muestras nacionales, como así también sus artesanías.

Eran las épocas de las maravillosas trillas que aún recuerdan los más viejos por historias contadas de sus abuelos. Días de trabajo y fiesta donde todos colaboraban y disfrutaban.

“Rafael Igarzábal contaba que en esa fecha, Jáchal era predominantemente agrícola, pero reducida al cultivo de trigo, pasto y una fruticultura limitada porque el clima, el agua y la calidad de la tierra no le eran propicias”.

Otra actividad principal, en razón del clima y proximidad a los puertos cordilleranos, era el  engorde de ganado vacuno y su transporte al Chile.

Pero alrededor de 1887 comenzó para Jáchal su periodo de decadencia. Su floreciente economía estructurada sobre su exportación de ganado y el comercio de harina se paraliza cuando desde el Litoral se va surtiendo al país de granos a través de la expansión ferroviaria. Además, la ley de aduana encarece el transporte a Chile, donde en esa época hubo una crisis que mermó su capacidad de compra.

La merma paulatina siguió su curso y el relevamiento agrícola realizado por el Departamento de Hidráulica en 2006-2007 reseñaba que en la provincia de San Juan apenas había 94 hectáreas con trigo, de las cuales 2 estaban en Pocito; 88 hectáreas en Calingasta; 4,5 en Iglesia y en Jáchal, nada, ni media hectárea de trigo quedaba en Jáchal.

Foto anterior a 1930 publicada en el primer Censo Agrícola de San Juan.