El edén zondino que pocos conocen: un mix único de arte, fauna y uvas de altura

Hay dos momentos en los que esta viña es mágica: el tiempo exacto de la cosecha y el otoño, cuando las hojas se tiñen de amarillos, ocres y rojizos que contrastan con los marrones de la Sierra Chica de Zonda al Este, y los celestes y aceros de las Sierras Azules al Oeste. Este último fue el espectacular paisaje que sorprendió a los periodistas en la propiedad de 10.000 hectáreas que Ezequiel Eskenazi compró en 1997, cuando después de mucho buscar por todo San Juan decidió que ese sería su lugar en el mundo.

Al lujo del paisaje de las viñas, de donde salen algunos de los mejores vinos del país, y a las lagunas artificiales creadas con agua de vertiente y que ya disfrutan algunos patos , se suma la reserva de fauna autóctona con 45 ñandúes y 12 guanacos. Pero hay más: Eskenazi, que también es un amante del arte, planea un gran museo a cielo abierto y ya cuenta con dos maravillosas obras: la ballena, realizada por Adrián Villar Rojas; y el puma, obra de Ricardo Bustos, ambas en tamaño natural. Este es el edén que pocos conocen (a sólo 15 kilómetros de la Capital) y con el que este empresario busca posicionar a San Juan como destino turístico,

Eskenazi es porteño, pero habla y defiende a San Juan mucho más que muchos de los que nacieron acá. “Me parece que esta es la forma en la que yo puedo ayudar a que los sanjuaninos recuperemos la autoestima y el lugar que merecemos en el país y en el mundo porque San Juan es único”, dijo el hijo de Enrique Eskenazi, presidente del Banco San Juan.

Sobre este proyecto inédito en la provincia, en el que ya invirtió más de 10 millones de dólares, Ezequiel aseguró que refleja lo que él mismo es: un amante del vino, del arte y un fanático de la conservación de la fauna y de Zonda. “Soy un apasionado del arte, estudié teatro y cine; y con el vino siempre tuve este sueño porque mi padre tomaba vino y me hacía probar los mejores; siempre tuve esta pasión y me decía ‘cómo me gustaría tener mi propio vino’, así empezó todo”, contó Eskenazi a Destino San Juan.

Ezequiel estaba contento y emocionado, y él mismo explicaba en cada parada lo que se hizo y lo que se proyecta. En el corral de los guanacos contó que la meta es trabajar con la UNSJ para crear un centro de rescate de fauna y en el espacio de los ñandúes, que convocó a la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, una de las instituciones de investigación en ciencias naturales, ambientales y antropológicas más prestigiosa de la Argentina. Dos biólogos de Azara estaban en la propiedad observando e investigando su flora y fauna con la meta de convertir el sitio en reserva natural para protegerla de la caza y depredación. Además este estudio servirá para definir dónde se puede recibir turismo y dónde no.

Pero toda la belleza de las tres fincas que componen la explotación, Santa Sylvia, La Leona y La Ciénaga, no es sólo fruto de la naturaleza, hay mucho de la mano del hombre. Eskenazi contrató al mejor paisajista del país, Pradial Gutiérrez (ya fallecido), que fue quien definió dónde poner cada planta y cada árbol. Mientras que las lagunas artificiales se alimentan de agua de vertiente que tiene la propiedad, y que se aprovecha mediante canales. Todo esto coronado por 150 hectáreas de viñedos, y 90 hectáreas de olivos.

Olivos y rosas, postal pensada por Pradial Gutiérrez.

El proyecto que empezó como inversión productiva fue creciendo y mutando a medida que el mismo Eskenazi descubría su belleza. “Vimos que este valle daba para para todo, es increíble. Estamos en un momento del mundo que merece que todos tengamos un compromiso, no sólo con lo que hacemos sino un compromiso con la naturaleza, con la conservación, y además rodeado de arte porque el arte es fundamental en mi vida. Hacer vino es un arte y esto en un sueño haciéndose realidad, porque todavía no está consumado”, aseguró.

Lograr un vino Xumek de 100 puntos (máximo puntaje en los concursos) y posicionar a San Juan para el turismo son dos grandes metas de este empresario. Su idea es que además de ofrecer los destinos que todos conocen, el turista tenga esta otra opción en Zonda donde podrá probar los mejores vinos de San Juan, disfrutar de un paisaje increíble con fauna autóctona, con obras de arte y con mucha paz.

“Nos tenemos que diferenciar de otros destinos turísticos  porque somos distintos y a eso tenemos que apuntar”, dijo quien personificó a Max Leader en el film Highlander II.

Pero su sueño más personal tiene que ver con su hija Abril, a la que le heredó el amor por Zonda. “Mi hija viene siempre para la época de la cosecha y entre las viñas llena su gamela. Es una enamorada del lugar espero que ella pueda seguir este camino, porque la idea es que cuando yo no esté, esto perdure. Esta es la base que le quiero dejar: el amor a este lugar y la fe que tengo de que será un lugar icónico”, confesó.

Ezequiel no  sólo es presidente de Santa Silvia, también forma parte del directorio de Petersen, Thiele & Cruz; y es vicepresidente de Agro Franca S.A.

Ezequiel y Abril.

Un comienzo difícil

“¡Yo ni loco me voy a meter en este pedregal! ¡Es imposible! Poné ya la marcha atrás”, dijo Enrique Eskenazi arriba de la camioneta, y así tuvieron que hacer ese día, cuando lo llevaban a conocer el valle que por ese entonces era todo piedra y monte. Ezequiel recordaba ese día y sonreía, “tuvimos varias discusiones de altos decibeles, es que mi padre había trabajado toda su vida en el rubro alimentación con Bunge y Born en Mendoza, en fincas de tomate y durazno donde la tierra era totalmente distinta a esta. Para convencerlo traje técnicos de Israel, de Estados Unidos, de Italia, se analizaron los suelos y con las conclusiones de ellos pude convencerlo a mi padre, porque él es muy científico, es un empresario pero es ingeniero. Entonces con las pruebas científicas de que esto iba a funcionar, que tenía potencial, logramos convencerlo y acá estamos”, contó.

Ahora se prepara para traer dos reconocidos artistas que seguirán aportando al parque de Arte Bestial Argentino y sigue sumando mobiliario antiguo de San Juan para un futuro museo. Ya adquirió gran cantidad de cubas de la exbodega López Peláez, “Yo estoy acá desde el año ‘97 y desde entonces fui a todo lugar donde me decían que vendían cosas viejas, por eso tengo cosas increíbles de San Juan, puertas coloniales, rejas, carretelas, vasijas, muchas cosas del viejo San Juan que fui comprando porque me parece que es valor agregado y parte de la cultura sanjuanina que no se tiene que perder. Con eso busco rescatar esa identidad que tenía San Juan y que nos dio un personaje como Sarmiento que para mí es uno de los grandes próceres de Argentina, que aún hoy sigue vigente”, señaló.

Y los proyectos siguen: la construcción de una bodega pequeña, con capacidad para 200.000 litros y ubicada a 1.000 metros de altura desde donde se observa todo el valle y hasta parte del dique de Ullum. La cava en la montaña, donde ya se hizo la prueba sísmica con resultado positivo, y donde además de guardar los mejores vinos tendrá una sala de arte con su colección de desnudos de maestros argentinos, los mejores de todos los tiempos.

Con la vista espectacular del viñedo amarillo y rojo, el grupo de periodistas estrenó la sala de degustación de los nuevos vinos de altura Xumek, en La Ciénaga, a 1.350 metros sobre el nivel del mar. Empanadas y punta espalda a la llama, ¿qué más se puede pedir?

“En unos años más me gustaría ver terminada esta finca porque vamos a plantar más alto, a 1.500 msnm. Para mí lo que hizo Nicolás Catena fue inspirador, él llegó a un lugar y todos le dijeron que estaba loco, que cómo iba a plantar ahí, que era muy alto, que era muy frío… Hoy, esa parcela le ha dado vinos de 100 puntos. Yo tengo como sueño sacar un vino de 100 puntos para San Juan y a eso estamos apuntando con los ingenieros agrónomos, el enólogo y la pasión que me moviliza”.

Puma, obra de Ricardo Bustos.
Prueba de resistencia de la cava.
Paisaje desde el salón de degustación de La Ciénaga.
Infaltable del día.
La Ciénaga.
Una de las vertientes de La Ciénaga.