Será como volver a fines de 1800, cuando Francis Rickard, el ingeniero inglés que a pedido de Sarmiento realizó el primer relevamiento minero de la provincia, llegó a Hualilán. El inglés quedó tan sorprendido de la cantidad de oro que tenía la mina, que él mismo se puso en campaña para explotarla.
Ahora, los restos de Hualilán, la mina de oro que fue famosa en todo el continente, podrán ser visitados gracias a un proyecto para convertirla en la primera mina turística de la provincia. En ello trabajan desde hace algunos años profesionales del Ministerio de Minería, de Turismo, la UNSJ y de la empresa concesionaria del yacimiento, Golden Mining.
Todo Hualilán nació solo para dar vida a la explotación de oro. Sus edificaciones, salas, habitaciones de los trabajadores, chimeneas, y piletas de lavado, se mantienen desde esa época, aunque bastante deteriorados por el vandalismo que sufrió el lugar después de años de abandono.
Estas ruinas están al costado de la Ruta Provincial 149, en el departamento Ullum, y pueden verse desde la ruta. Esta es casi la misma traza del camino original que unía la travesía desde la Ciudad a Villa Iglesia, y que pasaba a Copiapó, Chile, la ausencia de agua en esta zona hacía que muchos viajeros murieran de sed. Un cartel indica al costado de la ruta la localidad, Hualilán, justo en la entrada a la mina. Esta facilidad para llegar, propició que muchos visitaran las ruinas y terminaran de destruir lo que no había logrado el tiempo.
Pero aun así, puede respirarse ahí el esplendor de antaño: las grandes salas de piedra, sus paredes de más de casi 50 centímetros de espesor, sus altas chimeneas y algunas piletas circulares, resistieron el paso del tiempo.
En el 2003, Hualilán fue declarado “Bien integrante del patrimonio cultural de la provincia”, de allí la necesidad de preservarlo para futuras generaciones.
Si bien la historia de Hualilán merece ser contada, también está rodeada de un velo de magia y leyenda: muchos son los que aseguran que ese pueblo abandonado conserva los espíritus de todos los que murieron en esas minas, y también de los que fallecieron en las cárceles que allí funcionaban, en la época de los Cantoni.
El proyecto para el turismo está atado a las nuevas exploraciones que se realizan en esa propiedad mineras, hoy en manos de la empresa Golden Mining, quien piensa invertir unos en 25 millones de dólares en 5 años.
Si la exploración es positiva y la mina entra en producción, la idea es que se continúe con el proyecto turístico.
Los orígenes
Rickard comenzó el censo de minas en San Juan en 1862, pero recién en 1869 se publicó el “Informe sobre los distritos minerales, minas y establecimientos de la República Argentina”. Allí contó cómo se descubrió el oro de “Gualilán”, que en idioma allentiac significa “tierra de oro”.
“Este celebre mineral antiguo de oro, renombrado durante la dominación española, ha dado en sus épocas más brillantes una cantidad de oro asombrosa. Fue descubierto por un arriero de San Juan, llamado Juan Suarez en el año 1751. Viniendo de Chile se perdió una mula cargada en las cercanías del mineral (mina) y al buscarla entre el monte la halló echada en el rincón que es hoy de la mina del pique (perforación). Para espantar la mula este hombre tomó una piedra, le pareció pesada y la echó al bolsillo. Después de llegar a San Juan se fijó que tenía bastante oro a la vista y así nació el descubrimiento”, contó el Ingeniero. Esto fue documentado en el libro “Oro y plata en San Juan”, de la historiadora Mabel Benavidez.
¿Su última explotación? A principios de la década deñ ’80 la mina fue trabajada por la firma Aluvión SA; propiedad de Carlos Gómez Centurión. Luego pasó a manos de Minera Aguilar, y luego de eso solo se hicieron tareas de exploración en la zona.
Hoy las ruinas no están abiertas al público. Hay una garita que custodia el lugar, y suelen dejar pasar a los visitantes curiosos.