tres cruces

Leyenda vallista de las Tres Cruces: tres almas en pena

Conocer lugares es conocer sus historias y leyendas. Tal el caso de la leyenda de las Tres Cruces, en pleno corazón de la Villa San Agustín de Valle Fértil, sobre calle Rivadavia, antes de Catamarca.

Muchas veces se transitó por el lugar, pero nunca nos detuvimos a observar las tres cruces que aún están allí colocadas y que guardan una rica historia, convertida en leyenda, del departamento.

Como toda leyenda, ésta también tiene distintas versiones, pero la más arraigada en la población es la que habla de tres almas en pena.

Antes de concretarse la dominación española, esta región estaba ocupada por un pueblo nativo que lideraba el Cacique Cocoqui. Eran guerreros bravíos y masacraban a todos los blancos que se atrevían a pasar por sus tierras.

Un día, un grupo de colonizadores huía hacia el norte. Agotados de tanto andar, bajaron al río a beber agua y fue entonces cuando fueron sorprendidos y asesinados por los aborígenes.

Los guerreros de Cocoqui, dice esta historia, empalaron a los blancos y los dejaron cerca del río, en un cerro pequeño.

Los cuerpos quedaron ahí, expuestos, nadie se atrevió a tocarlos y nunca tuvieron entierro.

Pasaron los años y los lugareños sabían que allí, en esa loma, se sentía algo extraño, sombras, piel erizada, todos evitaban pasar por ahí. Decían que las almas en pena de los masacrados vagaban por la zona.

Foto actual, gentileza Municipalidad de Valle Fértil.

Tiempo después, un cura párroco puso tres cruces y bendijo el lugar para que, con la intervención de Dios, las almas descansaran en paz.

Las tres cruces se mantienen en pie y es uno de los lugares más míticos del Valle, muy cerca de la gran cruz con Cristo tallado en madera que domina una colina más alta.

Otra versión

En el libro “Devociones y relatos míticos de San Juan”, de Edmundo Jorge Delgado, la historia tiene otros matices.

“Según la tradición, en tiempos de la conquista se enfrentaron un grupo de españoles contra aborígenes. La pelea tuvo su origen por la posesión de las aguas de un dique, no obstante que hubo un arreglo amistoso entre los grupos antagónicos, tres de los españoles murieron en circunstancias no esclarecidas.

Fueron sepultados en un punto ubicado en las inmediaciones del actual Villa cabecera. La piedad popular exteriorizando su espíritu cristiano colocó en la sepultura tres cruces de madera”.

“Al pasar por el lugar los pobladores se santiguan respetuosamente, como implorando por las almas de aquellos infortunados hombres”.

Hoy las cruces pasan inadvertidas para propios y turistas. Una leyenda única que debe ser un atractivo más de este hermoso departamento, amerita un gran cartel que obligue a hacer un alto en el camino para saber más de esta tierra.

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