La Rioja: Cuesta de Miranda, historia y belleza

Decir que el tramo de la Ruta 40 que atraviesa la Cuesta de Miranda, en La Rioja, es uno de los más hermosos de esta mítica ruta, no es exagerar. Está a 35 kilómetros al oeste de la ciudad de Chilecito y todo el tramo que une Villa Unión con Nonogasta, fue completamente asfaltado en 2016 y tiene unas 400 curvas.

Los cerros se encienden de colores al paso del visitante, del rojo fuego al naranja, que son los predominantes, y en otras zonas sorprenden los tonos que incluyen del verde al amarillo ocre, en lomas apacibles o en paredes de piedra y vértigo.

Se trata de una quebrada ubicada entre dos formaciones de sierras pampeanas: Famatina y  Sañogasta, que alcanza una altura máxima de 2.040 metros sobre el nivel del mar.

La ruta comprende dos sectores con características diferentes. El inicial comienza unos 1.200 metros al sur de Los Tambillos en el kilómetro 3.813 y tiene una extensión de 9 kilómetros, terminando en el punto más alto de la ruta, en Bordo Atravesado. Este sector, que es montañoso, tiene un relieve relativamente suave y las banquinas son más anchas, miden 2 metros.

La ruta pasa por pequeños caseríos: Tambillos, Las Trancas o Puesto Siciliano, y Puerto Alegre.

Pero a la belleza de los cerros se suma la rica historia riojana. La cuesta debe su nombre al capitán español Don Juan de Miranda,  antiguo dueño de estas tierras por donde los arrieros transportaban su ganado.

Es imposible no recorrer la Cuesta de Miranda sin recordar  la batalla en la que una montonera federal, liderada por Felipe Varela, ganó allí un importante enfrentamiento con el ejército unitario mitrista, el 16 de junio de 1867.

Lo que antes era un tramo de la Ruta 40 sin pavimentar y con peligrosas cornisas, hoy es una amplia y segura ruta pavimentada con varios miradores que ofrecen vistas de ensueño a los visitantes.