Desde la loma, a unos 1.700 metros de altura, se domina todo el valle de Angualasto, el río Blanco, Buena Esperanza y las tamberías indígenas; desde allí el paisaje es abrumador y no hay cámara que pueda captar toda esa belleza junta.
En esa loma se yergue el Cacique Pismanta, ícono de Angualasto, y personaje que dejó una hermosa leyenda que lo arraiga para siempre a esa tierra.
La imagen del cacique fue realizada por el escultor Miguel Ángel Sugo, tiene tres metros de alto y uno de ancho; pesa unas dos toneladas y está colocada sobre un pedestal que la hace más imponente.
Este 2021, la obra cumple 55 años.
Miguel Sugo, hijo del artista uruguayo radicado en la provincia, contó a Destino San Juan, por primera vez, el paso a paso de la obra.
La iniciativa fue de quien entonces era directora de la escuela de Angualasto, Chela Manzanares de Sarracina, quien vivía al lado de la familia Sugo, pero además de vecinos eran muy amigos.
“Ella quiso hacer un homenaje al Cacique Pismanta e hizo todos los trámites ante el municipio y ante el gobierno provincial, finalmente se lo aprobaron. Yo tenía 15 años y fui a Angualasto a ayudar a mi padre”, dijo Sugo quien se jubiló como músico de la Orquesta Sinfónica de la UNSJ.
Testigo presencial de todo el proceso, Sugo contó que la figura es de hormigón armado y se hizo en partes, “Don Sugo me llevó de mano de obra barata”, bromeó.
El proceso
El moldeado del Cacique Pismanta se hizo primero en arcilla, y sobre esa imagen se hizo el molde en yeso. Se realizó el positivo en tamaño natural y se rellenó con capas de cemento, por partes, que después se fueron uniendo para dar forma al gran aborigen.
“Cada parte tendría unos 50 kilos promedio y se armó de abajo hacia arriba, pegando las placas con cemento y hierro. Luego se eliminó el molde de yeso y se dieron los retoques finales. En total se llevaron unas 30 piezas de cemento desde San Juan que se armaron allá en Angualasto”, contó Sugo.
Todo este proceso de armado demoró una semana. Una vez terminado se le colocó una pátina para imita el color bronce. Con los años, esa pintura fue desapareciendo y hoy la obra tiene el color natural del material original, aunque desde lejos parece hecha de travertino.
Para modelar la cara recia del Cacique Pismanta, Migue Ángel Sugo se inspiró en los escritos que había de la Cultura Angualasto, “pero es una creación artística de mi padre, un homenaje a esa cultura que era muy diferente a la de los huarpes laguneros”.
“Cuando se colocó la imagen tuvo su impacto, estaba en el medio de la cordillera. Y para mi papá fue emocionante hacerlo porque él era gran admirador de este pedazo de mundo, de Sudamérica con su gran cordillera.
Siempre estuvo muy interesado por las civilizaciones que estuvieron acá y tenía una gran afición que era la arqueología. Por eso desde el primer momento en que le hablaron del tema se entusiasmó con la idea de hacerlo. Hoy esa obra es emblemática de la zona”, aseguró Sugo.
El Cacique de Sugo tiene puestas unas usutas (sandalias) de cuero, falda corta con guarda geométrica típica de la cultura Angualasto. En en la mano derecha sostiene un tótem cuya cara está coronada con la figura del sol, que se relaciona con el significado de Pismanta.
Tiene el pecho desnudo con un collar redondo y una vincha en la cabeza. También aparece un bastón de mando que sostiene con el brazo derecho, también necesario para el anclaje de la figura.
Cacique Pismanta hoy
En el año 2014, la Municipalidad de Iglesia realizó trabajos para poner en valor el Monumento al indio, que es en realidad el monumento al Cacique Pismanta.
Se arregló el acceso, se cambiaron las piedras de la base de la escultura, que estaban en mal estado, y se colocaron piedras de la zona.
Se cambió todo el piso y se construyó una barandilla semicircular, también con piedras del lugar, con el agregado de piedras talladas por el artesano angualastino Ceferino Torres.
También corrieron hacia un costado la cruz ya que no respondía a las creencias de los pueblos americanos sino que fue un símbolo religioso impuesto por los conquistadores.
“El monumento estuvo mucho tiempo descuidado, hay vertientes que salen ahí y eso lo afectaba. Por suerte ahora lo han resignificado”, señaló Sugo.
La imagen del Cacique Pismanta es cita obligada para los turistas y un link directo a la historia de Angualasto.
Ascenso Monumento al indio: solo con reserva previa, cupos limitados. Informantes de Sitio: Alejandra Muñoz y Franklin Torres. Contacto: +54 9 264 6736621.
Sobre el escultor
Miguel Ángel Sugo Galeano nació en Santo Domingo de Soriano, Uruguay, el 14 de marzo de 1913, y murió en San Juan el 16 de octubre de 2003.
Sugo llegó a la provincia luego de ganar, en 1948, el concurso para la realización del Monumento a Juan Jufré, en la Ciudad de San Juan.
Le gustó este pedazo de mundo, se quedó acá y rápidamente supo hacerse un lugar destacado en el arte local. En 1970 fue designado profesor de la cátedra de “Escultura y Fundición Artística” de la Escuela Superior de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.
Cargo que ejerció hasta 1979 cuando se jubiló, sin embargo lo mantuvo hasta 1988. Es en este período que por iniciativa suya y bajo su dirección, se construye en dicha universidad el primer horno para fundir bronce en una universidad pública.
Mientras tanto, Sugo trabajaba incansablemente en otras obras que dejó para el acervo sanjuanino como los sapitos de la fuente de la plaza 25 de Mayo, el friso de la iglesia de Desamparados, el monumento al Padre Garbini.
También el bajo relieve de la Legislatura, el busto de Paula Albarracín de Sarmiento situado en el Colegio Nacional, la estatua de Federico Cantoni, el medallón tallado al lado de la frase Las ideas no se matan, en Rivadavia; por mencionar algunos.