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Cinacina, el bello y útil árbol nativo

La entrada al paraíso debe tener un largo camino de tierra bordeado de cina cinas florecidas. La belleza melancólica y apacible de sus ramas se suma a la vibrante alegría de sus flores amarillas con rojo y convierten a la cinacina en el más bello y útil de los árboles nativos.   

Su nombre científico es Parkinsonia aculeata L y sus nombres vulgares son Cinacina, Palo verde, Espino de Jerusalén, Espinillo, Parkinsonia, Espina de Jerusalén, Cina; y es parte de la flora autóctona de Sudamérica.

cinacina

Tiene una altura de 6 a 8 metros y de 4 a 8 metros de diámetro de copa. Sus hojas son caducas y sus flores muy llamativas, aparecen en racimos colgantes exilares de color amarillo-anaranjado en el verano.

También tiene fruto que es una legumbre de unos 8 centímetros de color marrón y pocos saben que es comestible y tiene un agradable sabor. Sus hojas son una forrajera de gran valor para el ganado por su contenido proteico.

Los ancestros supieron darle uso medicinal al cinacina. La infusión de las hojas se emplea como febrífugo y sudorífico, y como antiepiléptico. La corteza con azúcar y limón se utiliza contra la tos.

Cinacina y sus propiedades

Según la página manaturalezas, el cina-cina es un árbol de clima seco y con elevadas temperaturas, se utiliza mucho para aislar jardines o calles con forma de cerco. También es utilizado para proveer sombra, ya que su copa es muy tupida.

Su madera es bastante dura y pesada, aunque quebradiza.  Por su textura fina, resulta ideal para hacer pasta de papel, como fibra textil y también para el tallado de mangos de herramientas y envases. La madera de los árboles viejos es utilizada frecuentemente para la fabricación de carbón vegetal.

Mientras que las hojas y el fruto del cinacina tienen propiedades medicinales, es útil contra la tos y la fiebre. Bello y útil.

Se trata de una especie ampliamente cultivada como ornamental en zonas templadas y subtropicales a pesar de tener un elevado potencial invasor.

Respecto a sus propiedades medicinales, según esta misma página, sus hojas en te actúan como antiepiléptica, antirreumática (combate el reuma de diversos modos), febrífuga (combate la fiebre), sudorífica (estimula la secreción del sudor), tónica (refuerza y tonifica todo el organismo y las funciones de los órganos).

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Usos pocos conocidos del cinacina

En la revista Plantae Diaphoricae, Florae Argentinae, donde aparecen las plantas medicinales, alimenticias o de alguna otra utilidad y también las venenosas que son nativas de la República Argentina, aparece el cinacina.

“Las hojas y semillas se pueden usar para alimentar a las ovejas y cabras, especialmente durante la estación de la sequía. También tiene algunos usos como alimento humano. La pulpa del fruto y las flores son dulces y muy apreciadas por los niños.

Se puede preparar una bebida refrescante de los frutos fermentados. Otros usos incluyen el de hierba medicinal para problemas digestivos y similares, fibra para la confección de papel, además de leña y madera”.

Agrega que se trata de una especie rústica y resistente que no requiere condiciones especiales de suelo. Durante la floración es una importante planta melífera ya que es visitada por abejas y gran cantidad de insectos, los que participan activamente en su polinización.

Se lo suele cultivar como planta ornamental por la belleza de sus flores, pero además, por ser espinoso, se lo utiliza para cercos vivos, su crecimiento es muy rápido y su multiplicación es por semilla, tal como la producen en el vivero de plantas nativas del Parque de la Biodiversidad (Rivadavia).

Si bien su madera es blanda, resulta útil como leña ya que suministra buena brasa. Las brasas del carbón de esta especie fueron utilizadas para calentar las antiguas planchas (menores de 20 preguntar a la abuela).

En medicina popular la infusión de las hojas es empleada como reguladora de la actividad menstrual; la infusión de las flores y semillas como antirreumática, tónica, antifebril.

Los tobas empleaban la decocción de las hojas en baños contra el reumatismo.

Dicen que la corteza y las hojas del cinacina se usan para hacer engordar los niños pequeños que afectados  por alguna enfermedad han quedado muy delgados. Las flores y las semillas son empleadas para combatir las fiebres intermitentes.

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Leyenda del cinacina

Luis Arena escribió la leyenda de la cinacina, publicada en el libro “Tiempos Nuevos”, lecturas para Cuarto Grado.

¡Pobre cinacina! Aquella bruja perversa se había salido con la suya. Había transformado las hermosas flores de sus ramas en agudos pinchos hostiles, y la sedosa cabellera de sus hojas en un sinfín de culebrillas ásperas.

El sol ya no se detenía a acariciar su copa, los rayitos juguetones sabían de la maldición de la bruja y se alejaban temerosos. Todos huían de ella: los corderos temían el desgarrón de sus pinchos, y los pajaritos, que antes anidaban entre su follaje espeso, desconfiaban de las culebrillas de sus hojas.

De nada le valió adelantarse hasta el borde mismo del camino, las otras plantas del cerco huían de ella como de una maldición.

—Es fea como una bruja — decía la calandria.

—¡Bruja!… ¡Bruja!… ¡Bruja!…— repetía la palomita del monte. Hasta la lechuza pasaba de largo chistando su mal agüero.

—¡Padre Sol, escúchame – exclamó una tarde la pobrecita cinacina – por haber negado mis ramas a la urraca ladrona para hacer el nido, su comadre, la bruja Zarzatinieblas, me redujo a un estado miserable! ¡Tú, que eres generoso hasta con el cardo bravío, apiádate de mí!

Se conmovió el viejo Sol, la envolvió en una mirada piadosa, y antes de partir le arrojó un rayo de oro cálido y reluciente.

Envuelta en chales de sombra avanzaba Zarzatinieblas aquella noche por su campo de abrojos, cuando advirtió de pronto el suave resplandor que iluminaba la copa de la cinacina. Irritada, la bruja se acercó al arbolito para despojarlo de su tesoro, pero éste había divisado de lejos la silueta siniestra, y con el valor desesperado de los que sufren se preparó para la defensa.

Cuando las garras corvas de Zarzatinieblas quisieron arrebatar el rayo dorado, las ramas de la cinacina la rodearon por sorpresa y le clavaron sus pinchos.

Pierde la bruja

Con un rugido de rabia la bruja intentó desprenderse de aquel cruel abrazo y llevarse al mismo tiempo el rayito de sol que aprisionaba entre sus manos. En vano, las ramas espinosas le desgarraban las carnes y le arrebataban a trozos el preciado tesoro.

Aquella lucha despiadada duró toda la noche en medio de la oscuridad de los campos.

Al amanecer los pájaros de los contornos quedaron asombrados al contemplar a la cinacina. Desgreñada por tantas horas de lucha tenaz, con sus ramas en desorden, mostraba con orgullo sus nuevas florecillas, hechas con trocitos de un rayo de sol y teñidas con la sangre de la bruja perversa.