Hay lugares en San Juan que son especiales por su magnetismo. Es el caso del Complejo Ceferino Namuncurá que con su energía deja mente, cuerpo y espíritu en paz.
Puede ser porque se encuentra en la naciente del Pie de Palo, una serranía sagrada para los huarpes. O puede ser que el beato impone una presencia mágica desde lo alto de la loma, y así lo sienten los habitantes de la Villa Dominguito, en el departamento San Martín, donde se encuentra el Complejo Ceferino Namuncurá, parte de la Rutas de la Fe.
Allí hay una moderna infraestructura para recibir a los visitantes, mesas con parrilleros bajo la sombra de un bosquecito de algarrobos donde los pájaros son los únicos que aportan la música de fondo. También hay sanitarios y proveeduría, que pronto serán habilitados con un protocolo especial por la pandemia. Por ahora solo está permitido caminar por el lugar, incluso hacer trekking en las lomas. Y desde arriba, el paisaje del valle sanmartiniano se ve bellísimo.
Los habitantes de la villa cuentan que la presencia del beato Ceferino llegó en la década de 1950. La familia Nacif Weiss, propietaria de esas tierras, puso una imagen de Ceferino en lo alto de la primera loma.
La familia era muy devota de Ceferino por su vínculo con los salesianos. Por eso al cerro llegaban todos los años alumnos a visitar la imagen del beato y colocaban piedras en la cima en su honor. Después, los hermanos Nacif Weiss junto al Colegio Don Bosco, levantaron un monumento.
Años después, decidieron ceder ese espacio a la Parroquia de San Martín.
El beato Ceferino cumplía y así lo demuestran los cientos de placas de agradecimiento.
Si bien Ceferino aún no es nombrado santo por la iglesia Católica, ya es un santo popular y conocido protector de estudiantes, es por eso que muchos llevaban carpetas de estudio o diplomas como exvoto por algún pedido.
En el lugar, la familia Nacif Weiss tenía una gran colección de objetos antiguos y construyeron el Museo Ceferino Namuncurá, que después pasó a Manos de la Universidad Católica de Cuyo y cambió el nombre a Museo Nacif Weiss.
Los vecinos y el “santo”
Protegidos. Así se sienten los habitantes de la Villa Dominguito donde está el Complejo Ceferino Namuncurá.
Alejandra y Zulema Silva son hermanas y viven al final de la zona de parrilleros, al lado del primer escenario que se construyó para la fiesta de Ceferino que se celebra en agosto.
En el año 1977 se fueron a vivir a la villa que ya era conocida por el santuario. Ellas relataron que el intendente Cristian Andino fue uno de los protagonistas del crecimiento del lugar.
Una cuadra al Oeste vive Domingo Aldeco, nacido y criado en la villa. El cuenta que la primera imagen de Ceferino la llevaron los Nacif Weiss y en esa tarea también estuvo involucrado don Reinoso, vecino de la zona.
“Como al promesante se le hacía difícil llegar al primer lugar donde estaba la imagen, porque es alto hay que subir mucho y sobre todo era dificultoso para la gente grande, se decidió bajar la imagen. Después, con la gestión de Andino, se puso otra escultura y el paraje empezó a creer y ahora tenemos con orgullo este punto turístico de San Juan”, dijo Aldeco.
Y si bien el turismo es un ingreso importante para muchos vecinos, allí la gente de la villa, unas 1.000 personas, viven de la agricultura, del trabajo en parrales, en bodegas y canteras de piedra laja.
“Con la fiesta viene mucha gente y también con las Peñas de la Familia que son en enero, se vende mucho. Se arman puestos de artesanos, dulces y conservas, comidas típicas y vino. La gente se viene por todo el día. Esperemos que la pandemia pase pronto y podamos volver a esos días”, dijo.
Obras y escultura nuevas
En agosto de 2008, se inauguró la nueva escultura de Ceferino Namuncurá, realizada por el artista Ricardo Bustos.
La pieza artística tiene casi 5 metros de altura y 4 toneladas de hormigón y hierro, fue ubicada en la cima del cerro El Mirador, de 100 metros de altura, después de un día entero de trabajo con grúas.
Una vez en la cumbre, la imagen se ubicó sobre un pedestal de tres metros especialmente construido.
“Promover el desarrollo de lugares con connotaciones históricas, culturales o religiosas es una fórmula efectiva para enriquecer la oferta turística de la provincia de San Juan.
Recrear esos sitios, aprovechando los recursos naturales de la zona, tiene su mejor referencia en el fenómeno de la Difunta Correa”, reseñaba la fundamentación de la Cámara de Diputados de la Nación, que expresaba beneplácito por la inauguración del complejo.
El complejo cuenta también con un observatorio del cielo sanjuanino que aún no reabrió sus puertas a las visitas.
¿Quién era Ceferino Namuncurá?
Ceferino Namuncurá nació el 26 de agosto de 1886, en la localidad de Chimpay ubicada el Valle Medio del Río Negro.
Era hijo del cacique indígena Manuel Namuncurá (heredero de Calfucurá, el legendario jefe mapuche que resistió largamente a los blancos en su avanzada hacia las tierras del sur) y de una cautiva, Rosario Burgos.
Estudió en un colegio de los Padres Salesianos y allí descubrió su vocación: quería ser sacerdote para llevar a su gente el mensaje del Evangelio. Aunque su salud no era muy buena, comenzó sus estudios sacerdotales en Viedma. Allí lo descubrió Monseñor Cagliero y decidió llevarlo a estudiar a Roma, creyendo que el cambio de clima lo beneficiaría.
En Roma fu recibido por el Papa Pío X frente al cual pronuncia un breve discurso. Su salud continuaba desmejorando y finalmente, al año de encontrarse en Roma, falleció cuando todavía no había cumplido los 19 años.
El Papa, entristecido, dijo: “Era una bella esperanza para las misiones de la Patagonia, pero ahora será su más válido protector”. Hoy, el “indio santo” de la Patagonia se encuentra en proceso de canonización.
