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El terruño mágico, en las expresiones de Vanesa Sarracina

Un terruño mágico es el que logra transmitir en sus creaciones Vanesa Sarracina, con líneas sencillas y puras, con colores vibrantes que animan el alma y nos transportan a un lugar donde permanece la alegría de la infancia.

Sus habilidades abarcan la cerámica, la pintura y el telar, este último con adaptaciones propias y originales resultados.

“Siento que llegué lejos; hay un reconocimiento valioso”, dice Vanesa.

Su taller, arriba de su casa (en el departamento Rivadavia) es su espacio sagrado, y en él se desprende del mundo exterior para ir a su mundo interior. Hay mucho para ver y todo es hermoso. Soles, montañas, desiertos, arboledas, puentes al infinito y escaleras al cielo.

“En mi búsqueda evoco el reflejo de los ciclos, las estaciones, el día y la noche y considero que cada lugar, cada casa y cada uno de nosotros constituye un universo particular”, dice.

Vanesa no puede ocultar su alegría cuando le dicen que sus obras se conocen por su estilo, que también se enmarca, muy a gusto, en algo muy grande que es el arte precolombino, sobre todo por el uso de los colores. “Es muy latino me suelen decir”, comenta la artista.

“El color que inunda mis creaciones es expresivo y altamente simbólico, refleja todo el espectro del arcoíris, con el que intento transmitir mi interior forjado en una infancia feliz, contenida en un entorno que es la fuente de mi inspiración”, asegura Vanesa.

En Pampa del Chañar, un pueblo ubicado a 10 kilómetros de la villa cabecera de Jáchal, pasó su infancia y adolescencia. “Allá no hay cuadras, las referencias son ‘ahí en la tercera casa’ o ‘allá en la arboleda’. Eso te marca”.

Desde muy chica mostró habilidades para el dibujo y en la secundaria, una profesora la alentó a estudiar eso que ella amaba hacer. Vanesa se vino a la Ciudad de San Juan para estudiar Artes Visuales en la Facultad de Filosofía Humanidades y Artes.

“Todo ese camino no hubiera podido hacerlo sin el apoyo incondicional de mis padres, Ángel Sarracina y Bertha Recabarren; esa gratitud se extiende a mis dos hermanos, somos una familia muy unida”, destaca Vanesa.

El llamado ancestral

En la facultad fue absorbida por las clases de telar porque la transportaron a su mundo, un planeta de bastidores de abuelas donde ella se sentía cómoda. Con el tiempo adaptó la técnica ancestral a su creatividad, logrando un método propio de absoluta originalidad.

Técnica de telar mixta de Sarracina

“Algunas mujeres de mi pueblo natal siguen realizando el tejido al telar. Mi trabajo parte de una estructura formada por hierro y alambre que se convertirá en parte de la obra, resignificando esta técnica que llevo en mi ADN cultural”, dice Vanesa.

Pero también se interesó en la cerámica y la pintura; en la primera crea piezas utilitarias en las que incorpora técnicas del esgrafiado y esmaltado, en cuyos diseños se reconoce parte de su iconografía.

“En relación a la pintura, tomo como temática mi terruño, en donde la naturaleza de caseríos distanciados entre sí, rodeados de sus típicas arboledas, le otorgan identidad a toda mi producción”, señala.

Con el dinero de unas obras vendidas, en noviembre de 2022, Vanesa pudo comprar su propio horno para su cerámica y eso es algo que la llena de orgullo.

Cuenta que en cuarto año dejó la carrera para dedicarse a su familia, aunque nunca dejó de crear. ¿Volver a las aulas? Se lo ha planteado.

Sarracina es parte del colectivo “18 Mundos” que reúne a artistas diversos con los que comparte exposiciones y desde donde generan acciones para que el arte llegue a la comunidad.

Vanesa Sarracina y su obra

“Yo siento que el arte me sana, me conecta conmigo. Acá en mi taller me olvido de todo. Siempre en la búsqueda de eso que nos lleva a crear algo más”.

Contacto: Instagram, @vanesarracinaartista – Facebook, Vane Sarracina Artista

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