El Museo Arqueológico Luis Benedetti, en Angualasto, Iglesia, guarda evidencias de una cultura ancestral de la que todo el pueblo se siente heredero: la Cultura Angualasto.
El museo fue inaugurado en 1952 y por entonces funcionó en una sala de la escuela Antártida Argentina, hasta que la Municipalidad construyó la sede actual. Este edificio cuenta con una sola sala circular de paredes de piedra y techo de caña de extraordinaria prolijidad.
Allí se pueden encontrar puntas de lanza y de flecha, piedras en forma de hacha, huso para lana, cráneos de la cultura Angualasto y de otras culturas que estuvieron en la zona como los Diaguitas.
También se pueden ver vasijas y restos de cerámica, morteros de piedra, mantas de lana de llama, tocados de plumas de ñandú y una urna funeraria con un párvulo (niño pequeño) fallecido.
Pero sin dudas lo que más llama la atención del visitante es la momia ubicada en una caja de cristal. Se cree que es una mujer que al momento de morir tenía 17 años y estaba embarazada, ya que además de mostrar una panza muy abultada, murió con sus manos sobre su vientre, como protegiendo esa vida que debía venir al mundo.
Según la teoría de Teresa Michieli, una de las investigadoras de la cultura Angualasto junto con Mariano Gambier, podría tratarse de un sacrificio ya que la joven fue encontrada con un ajuar funerario.
Se calcula que esta momia tendría unos 650 años y su buen estado de conservación natural (como muchas otras momias encontradas en la zona) se debe al clima del lugar.
Como en un documental, la mente imagina la triste escena de la joven madre abrazando a su hijo por nacer y llorando por su amargo destino.
Con gran maestría, Carla Vedia, autoreconocida como descendiente de aborígenes, explica algunos detalles del museo.
Luego de visita al Museo Arqueológico, el turista puede solicitar un tour por la Aldea Arqueológica de Angualasto para observar desde miradores los antiguos corrales y habitaciones pertenecientes a esta cultura.
Cultura Angualasto
“La vigencia de este sistema socioeconómico pudo establecerse con seguridad, y en base a los fechados radiocarbónicos, entre los años 1200 y 1460 d.C.”, señala Teresa Michieli en su libro “Arqueología de Angualasto: historia, ruinas y cóndores” (2015).
Según lo publicado en “Argentina Indígena Vísperas de la Conquista” (2000) de Alberto Rex González y José A. Pérez, la economía de la cultura Angualasto fue principalmente hortícola. Usaron técnicas preexistentes, como los canales de riego de los que aún hay vestigios.
El sobrante de las cosechas se almacenaba en silos, de los que quedan constancias en las ruinas arqueológicas. Pero también era importante en su economía la cría de llamas.
Construyeron grupos habitacionales semienterrados, de barro o adobe.
La cerámica se caracteriza por las guardas geométricas en negro sobre un fondo opaco rojizo, en urnas globulares de cuello bastante estrecho. Los motivos son ajedrezados en paneles.
Lo más típico son los grandes recipientes usados como urnas y hallados en cementerios.
Eran hábiles tejedores. Las artes textiles tuvieron un alto desarrollo como lo demuestran los ajuares de los entierros.
El museo de Angualasto es un paso obligado para conocer una cultura que supo dejar rastros.
Se puede visitar solo con reserva previa, cupos limitados. Informantes de Sitio: Carla Vedia, 264-4 430860; Claudia Poblete (264 5832517), Carolina Carrizo (264 6728335), y Romina Guajardo (264 5256863).
