Los huarpes asombran en Barcelona

Rostros huarpes ocupan las paredes del Museo Etnológico y de Culturas del Mundo de Barcelona, junto a rostros de nativos de toda América, en la muestra “Retratos de Ramón Subirats y Urbici Soler. El retorno de dos trotamundos”.  

La vida de ambos catalanes, y lo que hicieron juntos como artistas, ameritaría un libro y una película, sin embargo es recién ahora que su obra en América mereció una exposición en su tierra natal: Cataluña.

Estos dos artistas llegaron al país a principio del siglo XX, por distintos caminos, y se reencontraron en Mendoza. Juntos se propusieron retratar las caras de las culturas nativas de toda América, incluidas las de los huarpes de San Juan, Mendoza y San Luis que son las que se exponen ahora.

Lejos de lo que significó para los pueblos originarios su paso por el viejo continente en el siglo XIX, en lo que se llamó los “zoológicos humanos” donde eran expuestos como animales, esta vez sus rostros son materia de admiración.

El catálogo del museo -al que accedió Destino San Juan gracias a la colaboración de Roberto Collado- destaca que el pintor y dibujante Ramón Subirats y el pintor Urbici Soler, “forjados en Barcelona como artistas, durante el primer decenio del siglo XX recorrieron buena parte del nuevo continente para estudiar y reflejar sus tipos raciales autóctonos. Lo hicieron con la intención de poder mostrar los frutos de su trabajo al viejo continente, para concientizarlo del tratamiento discriminatorio que sufrían los pueblos indígenas”.

Según palabras de Jordi Vidal i Sordé, ambos artistas llevaron a cabo una tarea ardua y constante en el transcurso de muchos años, que se tradujo en una recopilación formidable de retratos y bustos de indígenas americanos en los que se reflejan las dotes excepcionales que poseían y a la vez constituyen un gran aporte etnográfico y antropológico. Tal como lo haría otro catalán, Roig Matons en las Lagunas de Huanacache.

Vidal destacó que si bien la crítica americana ya había reconocido su valía, “todavía no se había podido calibrar en Europa, hasta que esta muestra nos lo pone en al alcance y también hace realidad el deseo de los autores de mostrarlo aquí. Y aunque no pudieron hacerlo en vida, finalmente se ha cumplido su voluntad y se ha puesto fin a la injusticia cometida, aunque haya tenido que transcurrir más de medio siglo desde su fallecimiento”.

En definitiva, la meta es que la exposición sirva para ubicarlos en el lugar que les corresponde en el mundo del arte “y que al mismo tiempo se convierta en un merecido homenaje a su esfuerzo, que al haberlo llevado a cabo de una manera altruista les significó una situación económica precaria y constituyó el motivo principal que les impidió la vuelta a Barcelona. Después de haber dedicado buena parte de su vida a la búsqueda de la identidad de los demás, nunca pudieron regresar al sitio donde se forjó la suya”.

La infografía consigna los trabajos de ambos artistas.

Además, Subirats está muy ligado a San Juan ya que pintó diversas telas que adornaron la antigua Casa España, obras que se “perdieron” cuando el edificio fue derrumbado después del terremoto de 1944. Pero esa es otra historia.