No es común que se deje ver, pero era un día de suerte, ahí estaba el ñandú, paradito entre las jarillas y jumes al costado de la RN 40, entre Albardón y Jáchal.
Vio que lo vieron, pero se quedó quieto, muy quieto, claro que no era para la foto sino para pasar desapercibido entre la flora en la que se camuflaba.
Su nombre científico es Rhea Americana (ñandú común) y Rhea Pennata (ñandú patagónico, cordillerano, choique o suri), también conocido como avestruz americano.

Aunque tiene plumas y alas, el ñandú no puede volar, pero gracias a sus patas largas y robustas puede correr a gran velocidad hasta 80 kilómetros de por hora.
La página Animales Argentinos señala que los ñandúes son omnívoros, tienen una dieta variada compuesta por semillas, frutas, insectos, reptiles y pequeños mamíferos.
Su hábitat son los pastizales, estepas y zonas abiertas con vegetación baja.
En Argentina el ñandú común habita desde la provincia de Río Negro hasta Corrientes, Formosa y Salta. El ñandú cordillerano o choique se distribuye a lo largo de la Cordillera de los Andes y en la Patagonia desde Río Negro hasta Tierra del Fuego.
El ñandú común es la especie más grande y llega a medir 1,80 metros de altura y puede pesar hasta 40 kilos. En cambio el choique llega a medir 1,10 metros de altura y pesar hasta 25 kilos.
Las hembras tienen un tamaño menor que el macho. Las patas tienen tres dedos y están adaptadas para rápidas carreras. El cuerpo está cubierto por largas plumas, mientras que en el cuello y la cabeza las plumas son muy pequeñas.

Lamentablemente son esas suaves plumas las que lo ponen en peligro de depredadores no naturales, el hombre, que con perros o armas los cazan para vender sus plumas.
Esta ave, la más grande de estas zonas, viven en grupos de hasta 30 individuos formados por machos y hembras y los pichones. Son de costumbres sedentarias, suelen quedarse en un territorio por mucho tiempo.
Como sucede con otros animales, los ñandús machos son polígamos, poseen varias hembras, y a su vez las hembras pueden tener más de un macho. Cuando forman pareja, el macho es el encargado de construir el nido, incubar los huevos y cuidar a las crías al nacer.
Cada macho suele cortejar 10 hembras y todas ponen los huevos en un mismo nido. Cada hembra puede depositar 2 o 3 huevos en el nido común y luego el macho incubará todos juntos. Es en este momento cuando los machos se vuelven más agresivos.
“El mayor peligro que enfrentan los ñandúes es la destrucción de su hábitat por el avance de la frontera agropecuaria. Además deben sufrir la caza por aquellos que buscan aprovechar las plumas y carne y ataque de perros”.
Es deber de los sanjuaninos cuidar esta especie para que las futuras generaciones puedan seguir viendo este hermoso animal en este suelo, su territorio natural.