Manuel Belgrano, su pensamiento en 30 frases

A modo de homenaje, Destino San Juan rescata a Manuel Belgrano y su pensamiento en 30 frases, en el año en el que se conmemoran 250 años del nacimiento y 200 años de su muerte.

De la escuela primaria nos quedó claro que Belgrano fue el “creador de la bandera nacional”, pero nunca nos contaron la complejidad de esta extraordinaria figura de nuestra patria.

Su nombre completo era Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano y González, nacido en el seno de una familia noble de Buenos Aires fue intelectual, economista, periodista, político, abogado, militar.  Pero fue sobre todo una mente brillante.

Estas son sus frases:

«Deseo ardorosamente el mejoramiento de los pueblos. El bien público está en todos los instantes ante mi vida».

«Era preciso corresponder a la confianza del pueblo, y me todo contraje al desempeño de esta obligación, asegurando, como aseguro, a la faz del universo, que todas mis ideas cambiaron, ni una sola concedía a un objeto particular, por más que me interesase: el bien público estaba a todos instantes ante mi vista».

«El camino seguro de la libertad es la lucha por la libertad social».

«[…] el estudio de lo pasado enseña cómo debe manejarse el hombre en lo presente y por venir».

«[…] el hombre, por su naturaleza, aspira a lo mejor, y, por consiguiente, desea tener comodidades y no se conforma sólo con comer».

«[…] el honor y el premio son los dos resortes más a propósito, para que no se adormezca el espíritu del hombre […]».

«[…] el interés es el único móvil del corazón del hombre y bien manejado puede proporcionar infinitas utilidades».

«El miedo sólo sirve para perderlo todo».

fuente CCK

«El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente».

«En mis principios no entra causar males sino cortarlos, como lo voy consiguiendo».

«En vano los hombres se empeñan en arrastrar a su opinión a los demás, cuando ella no está cimentada en la razón».

«Fundar escuelas es sembrar en las almas».

«Fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio son los tres importantes objetos que deben ocupar la atención de Vuestras Señorías. […] Es el verdadero país de la felicidad, pues en él se encontrará la verdadera riqueza, será bien poblado y tendrá los medios de subsistencia».

«Esa paz tan estimable se compra al duro precio de la sangre y de la muerte».

«Este país, que al parecer no reflexiona ni tiene conocimientos económicos, será sin comercio un país desgraciado, esterilizada su feracidad y holgando su industria».

«Estoy muy acostumbrado a contrastes y más espíritu tengo en ellos que en las prosperidades; me ocurre siempre en éstas que después del buen tiempo viene el malo y en éste que ha de venir aquél».

«¡Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas!». (Juramento hecho en el salón de la casa del señor Rodríguez Peña ante el retraso del virrey Cisneros en renunciar a su cargo).

«Trataré de proponer medios generales para el adelantamiento de la agricultura, como que es la madre fecunda que proporciona todas las materias primeras que dan movimiento a las artes y al comercio».

«La vida es nada si la libertad se pierde».

«Lo que creyere justo lo he de hacer, sin consideraciones ni respetos a nadie».

«Los gobiernos ilustrados, conociendo las ventajas que prometen el premio y el honor, han echado mano de estos principios motores del corazón humano para todas las empresas».

Manuel belgrano

«Los hombres no entran en razón mientras no padecen».

«Me glorío de no haber engañado jamás a ningún hombre y de haber procedido constantemente por el sendero de la razón y de la justicia, a pesar de haber conocido la ingratitud».

«Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria».

«[Mis ideas] no se apartan de la razón y justicia que concibo, ni jamás se han dirigido a formar partidos, ni seguirlos».

«Descuide usted que la recomendación irá en toda regla; pídame usted lo que quiera, que estoy pronto para todo; mis ideas se conforman con las de usted, y nada me anima más que el bien de la patria, cuya inclinación conozco en usted auxiliada de las luces que yo quisiera tener». (Carta a su amigo Mariano Moreno de 27 de octubre de 1810).

«Renuncio a mi sueldo de vocal de la Primera Junta de Gobierno porque mis principios así me lo exigen».

«Se apoderaron de mis ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido».

«Se deben poner escuelas gratuitas para la niñas, de se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, a escribir, coser, bordar, y principalmente inspirarles amor al trabajo, para separarlas de la ociosidad, tan perjudicial o más en las mujeres que en los hombres».

«Yo espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias. Ay Patria mía». (Sus últimas palabras)

Algo más sobre Belgrano

“Cuando tenía 20 años, Belgrano era el presidente del Colegio de Abogados y Ciencias Económicas de Salamanca, porque había sido el segundo promedio de la Universidad de Valladolid en 500 años, era la mente más notable en lengua española”, contó en un video el escritor y periodista Carlos del Frade, autor de “Los caminos de Belgrano”.

Participó en la defensa de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, en las dos Invasiones Inglesas —1806 y 1807— y promovió la emancipación de Hispanoamérica respecto de España.

Manuel Belgrano

Fue protagonista absoluto en la Revolución de Mayo que destituyó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y creó la Primera Junta, en la que fue vocal.

Peleó en la Guerra de Independencia de la Argentina contra los ejércitos realistas. Fue el jefe de la expedición militar que la junta de Buenos Aires envió al Paraguay. Posteriormente participó en la firma del tratado del 12 de octubre de 1811.

En 1812 creó la bandera de Argentina en la actual ciudad de Rosario. Como general del Ejército del Norte, tuvo a su cargo la Segunda Campaña Auxiliadora al Alto Perú, dirigiendo el éxodo jujeño y comandando las victorias de los revolucionarios en la Batalla de Tucumán y en la de Salta, aunque después fue derrotado por los realistas.

Durante el Directorio tuvo gran influencia en el Congreso de Tucumán que declaró la Independencia de las Provincias Unidas en Sud América. Belgrano proyectó el establecimiento de una monarquía constitucional dirigida por un noble Inca.

Falleció en la pobreza, políticamente ignorado y sin tener ni para pagarle al médico que lo atendía.

Más de su vida, aquí.