San Juan oculto: El castillo de los pájaros

Existen en San Juan tesoros escondidos. El castillo de los pájaros de Germán de Lara es uno de ellos, una jaula tan impresionante que solo podía ser el sueño de un enamorado de las aves.

Germán de Lara era médico, trabajaba en el Hospital Rawson, pero su pasión eran los pájaros, al punto que fue uno de los iniciadores de la colombofilia en San Juan.

La fastuosa jaula con forma de castillo la mandó a construir en 1967, pensando en dar espacio y comodidad a sus animales preferidos, y aún se conserva en perfecto estado. Tiene unos 40 metros de largo por unos 4 metros de ancho y de altura unos 5 metros hasta la torre más alta.

Su diseño recuerda a un castillo medieval, con sus columnas y sus torres de madera y malla metálica, todo de color arena y ladrillo. Una obra única e inspiradora.

La jaula no se puede visitar, se encuentra en un domicilio privado.

La hija de Germán, Alicia de Lara, contó a Destino San Juan que allí tenía decenas de pájaros que anidaban y nacían sus polluelos. Había calafates, diamantes, cotorritas australianas, palomas ornamentales, hasta patos, pavos reales, gansos y más. Había espacio para todos.

De Lara se encargaba de cuidarlos, alimentarlos y mantener la pajarera-castillo. Aunque la tarea que le demandaba más tiempo era el palomar que tenía en la terraza de su casa.

Se apasionó tanto por las palomas mensajeras que no solo criaba y reproducía las mejores de Cuyo, sino que escribió el libro “La paloma mensajera” (1967) que aún es considerado libro de cabecera por los colombófilos argentinos e incluso extranjeros de habla hispana.

La ciencia conocida como ornitología es el estudio de las aves.

Los recuerdos

Alicia relató que tendría unos seis años cuando construyeron la pajarera en el fondo de la casa. “Todavía me acuerdo. El carpintero era excelente, se llamaba José Moreno; y el albañil era un español que laburaba sin parar y se llamaba Félix Domínguez. Dos personajes que acompañaron mi niñez”.

Alicia tenía tan bellos recuerdos de ellos que ya de grande (y después del fallecimiento de su padre) los buscó a los dos, los encontró y los visitó. “Tenía recuerdos muy lindos de ellos, don José tenía mucha paciencia, en cambio don Félix, no”.

José era muy flaco y Alicia le llevaba comida mientras trabajaba “para que engordara”.

“Cuando mi papá se enfermó, desarmó el palomar de madera, que también era muy grande, como una casa prefabricada, y se lo regaló a su ayudante que lo armó en Campo Afuera. También fue regalando y entregando sus palomas y sus pájaros.

Hoy en día es imposible pensar en tener esos animales en cautiverio”, dijo Alicia.

Don Germán, además de ser un reconocido médico pediatra del Hospital Rawson, muy recordado y querido por sus compañeros, era un gran dibujante y un excelente fotógrafo, y en todos sus hobbies, un autodidacta. Falleció en 1992.

El padre del doctor de Lara (Fernando de Lara, español) fue el constructor y propietario del Molino de Lara, que se ubicaba en pleno centro sanjuanino y que por muchos años proveyó de harina al Gran San Juan. Pero esa es otra historia.