El puente viejo de Alto de Sierra es el primer puente de hierro sobre el río San Juan , declarado Bien Integrante del Patrimonio Cultural y Natural de la provincia, cumple 134 años.
Un 11 de octubre de 1886 la Cámara de Diputados de la Nación sancionó una ley por la cual se dispuso la construcción de un puente de hierro en el río San Juan, cuyo presupuesto ascendía a la suma de pesos 146.176.
¿Por qué recordar un puente?
Porque en esa época, 100 años antes de la construcción de los diques en la provincia, las aguas del río San Juan bajaban furiosas en épocas de creciente y dejaban sin conexión posible a los pobladores de uno y otro lado.
Algo que nos parece imposible hoy, ya que hace tiempo el lecho del río se ve seco debido a que las aguas se almacenan en los diques de Ullum, Punta Negra y Los Caracoles.
Por lo tanto, la construcción de puentes significó un mayor desarrollo comercial ya que los intercambios no se veían truncados por los avatares del río.
“Este puente fue el primero que se construyó en nuestro río, de este material, ubicado en Alto de Sierra, con una longitud de 244 metros”.
Las partes de hierro del puente comenzaron a ensablarse el 3 de mayo de 1888 y se terminaron el 28 de febrero de 1893, fecha en que quedó liberado al servicio público, según el historiador César Guerrero en su libro “Efemérides sanjuaninas”.
Un vecino de la zona, Alberto Zabala, aseguró que a este puente de hierro lo trabajeron los ingleses de la India y que fue inaugurado varios años después, en 1893.
El puente es una obra extraordinaria que 134 años después sigue intacto, con sus durmientes de quebracho, y los rodillos de base que le daban movilidad ante la presión propia del tren y los sismos de la zona.
Años de trabajo
Por otra parte, en el libro “Aportes desde la historia a la revalorización del patrimonio cultural sanjuanino”, de Silvana Frau y otros autores, se reseña que en 1865, el ingeniero Enrique Nangle construyó un pasante de madera para conectar Santa Lucía con San Martín, muy cerca de donde ahora está el puente de hierro.
“Sin embargo, este tipo de puente era arrasado permanentemente por las crecientes del Río San Juan. El primer puente de hierro se inaugura en 1893 y fue para el ferrocarril, pero se lo adaptó al uso carretero.
Se lo conoce como puente de hierro o puente de Alto de Sierra, denominación del lugar donde está ubicado el puente, se conoce como el Paso del Sauce”, asegura Frau.
¿Por qué se eligió ese lugar?
Los historiadores señalan que era un paso obligado tanto de personas como de ganado, ya que por entonces se realizaban en la provincia importantes ferias ganaderas, actividad que era la más rentable y que hizo que se extendieran los cultivos de forrajeras.
La zona del puente
“La casa de Ramón Chirino fue una posta muy frecuentada que brindaba servicios de caballería, reaprovisionamiento y descanso para las tropas y los carros, como así también para los arrieros que traían el ganado hacia el centro de la provincia de San Juan”.
Luego Frau aporta otro dato respecto a la importancia de Alto de Sierra entre finales del siglo XIX y principios del XX, y es la capilla de San Antonio, aunque luego del terremoto de 1944 tuvieron que reconstruirla.
“Esto demuestra la concentración de una población considerable como para contar con una capilla”.
Otro sitio importante que destaca este libro es la estación de ferrocarril de Alto de Sierra, una de las más equipadas de la época del Ferrocarril General Belgrano.
“No debemos dejar de mencionar la estación de piscicultura sobre calle Gutiérrez, abandonadas en 1978 cuando la estación se mudó al Pinar”.
Una zona promisoria
También reseña que a principios de 1900, las propiedades más extensas, entre 400 a 500 hectáreas, pertenecían a López Peláez y a la Cervecería San Juan Sociedad Anónima.
“Así encontramos el callejón Amaya o López Peláez, el club del mismo nombre y el circuito de bicicleta, uno de los más antiguos. También el Fútbol Club de Alto de Sierra que data aproximadamente de 1914”.
Mientras que entre 1942 y 1943, en Alto de Sierra existió una quinta experimental donde llegaban diferentes especies de animales y plantas. Un tema que Destino San Juan desarrolló en la nota “Cuando el trigo de San Juan era le mejor del mundo”.
“Entre algunos de los propietarios más importantes del lugar por los años 1909 y 1914 se cuenta un inmigrante llamado Salvador López Peláez, que le compró al Banco Hipotecario Nacional aproximadamente 200 hectáreas.
De ellas, la mayoría estaban cubiertas por el agua, pero el terreno fue de secado para cultivos de trigo, alfalfa y vid”.
Al momento de esta crónica el puente no contaba con ningún cartel que lo distinga como el más antiguo de la provincia.
