Gabriel Guzzo, paladín de la cultura cuyana

Su labor incansable por los temas tradicionalistas convirtió a Emeterio Gabriel Guzzo en el paladín de la cultura cuyana, aunque muy pocos sanjuaninos saben quién fue y qué hizo.

Investigador nato y autodidacta, fue un gran aportante a la historia de San Juan y de Cuyo, escribió libros y editó revistas sobre el folclore para llevar este acervo cultural a toda la comunidad.

Músico activo y destacado, compuso (letra y música) tonadas y valses, algunos de los cuales inscribió en SADAIC y cantaron varios grupos locales.   

revista Índice
Revsita Índice, 1970

Las revistas “Índice”, que editó de desde 1953 a 1974, son verdaderas joyas de la cultura nativa y tradicional. En ellas se puede encontrar desde un curso de “Folclología”, en capítulos que se sucedían con las ediciones de la revista, hasta canciones, leyendas, poemas del mismo Guzzo o de autores de la época.

También incluía estudios e investigaciones en materia etnográfica, geográfica, histórica, “todo lo que concurra a ser una expresión clara y precisa de los principios tradicionalistas”, decía el editor.

Guzzo fue un precursor en muchos sentidos, por ejemplo, en las revistas mencionadas, no perdía oportunidad para promocionar a San Juan como destino turístico, cuando en esa época poco se hacía desde los entes oficiales.

revista Índice
Revsita Índice

El Museo Histórico Policial lleva el nombre de Emeterio Gabriel Guzzo.

Guzzo y el ideario tradicionalista

Nació en Mendoza, pero la mayor parte de su aporte a la cultura y a la tradición lo hizo en San Juan.

“El legado de mi padre… lo principal creo que es la ética, en todos los aspectos de la vida. La convicción del ideario tradicionalista y la de ‘no claudiqué ni claudicaré’”, dijo Antonio Guzzo, hijo de Gabriel, quien recién en los últimos años de su vida comenzó a usar su nombre completo: Emeterio Gabriel.

En la intimidad de su hogar, Antonio y su esposa, María Esther Robledo Benavidez (ambos poetas), mostraron los más preciados recuerdos de Gabriel. Fotos, libros, revistas, partituras, ocupan la mesa del comedor y llenaban la casa de recuerdos.

Antonio Guzzo y esposa
Antonio Guzzo y su esposa María Esther Robledo Benavidez.

En una esquina, una mesita redonda con el retrato de Gabriel Guzzo dominaba el ambiente.

Gabriel se casó con Esperanza Ruiz, “Nova” como él le decía, y predicaba que la familia era la base de la cultura y el sostenimiento de la tradición y del orden social, prioridad en la filosofía de Guzzo.

Esas ideas supo transmitir a sus seis hijos: Carlos Enrique, María Elena, Ricardo Augusto Roque (desaparecido en un avión de la Fuerza Aérea Argentina), Antonio Gabriel, Víctor, y Francisco.

Guzzo
Gabriel Guzzo, segundo desde la derecha.

Guzzo por Guzzo

En 1975, Guzzo escribió el libro “25 años de labor cultural tradicionalista”, una autobiografía en la que plasmó no solo su accionar, sino las ideas que lo movilizaban. 

“Me inicié en el trabajo, aunque esporádicamente, siendo un niño. Hice de aprendiz de barbero, alguna vez en aprendizaje de sastre, con un tío político. Entre el primario y secundario, cadete escribiente en la Agencia Citroën de Mendoza.

Después, tinterillo con un abogado, siendo este el lugar donde comencé a darle a la máquina de escribir, a los 19 años”, relató Guzzo.

Guzzo
Guzzo, parado con la guitarra.

En San Juan, trabajó en la Municipalidad de la Ciudad pero entonces le tocó el servicio militar.

“Había cumplido la escuela primaria y con un ciclo secundario incompleto, cuya equivalencia de acuerdo a mi capacidad y aptitud, podría ser la de un maestro, pero no fui maestro, aunque mi medre quiso que hubiera seguido tal carrera”.

Se incorporó a la Policía en 1939 y en 1941 “cometí el error de pedir mi baja en un momento en que era el alumno de mas alto promedio (9:28) para ingresar a la Aduana”.

En 1944, el terremoto asoló la ciudad de San Juan y a Guzzo le llegó el traslado a Mendoza, donde la familia vivió diez años.

Vuelta a San Juan

En octubre de 1954 fue nombrado Administrador de le Dependencia de Aduana en Salta, donde estuvo un año.

“En septiembre de 1955 llegó la revolución del general Lonardi; después su reemplazo por Aramburu y comenzaron mis penurias. La noche del 19 de septiembre estuve preso, salvándome de posibles consecuencias un jefe de Gendarmería Nacional que me conocía.

Mi esposa estaba a muy poquito de tener familia del único hijo salteño que tengo”.

Volvió a San Juan, pero lo desafectaron de su cargo en Aduana. “Prosiguieron mis penurias. Hay muchas anécdotas que escapan a este opúsculo, pero que entes de cerrar los ojos lanzaré al conocimiento público, como cuadra a los hombres de bien”.

libros de Guzzo

Radio y más

En 1956, fundó en San Juan el Instituto de Cultura Tradicional General San Martin, con sede en el Convento de Santo Domingo.

Desde allí se dieron cientos de conferencias junto a Fernando Martínez, Mercedes Gallardo Valdez, Elba Peluso de Grossi, Jorge Piaggio, Luis Montes de Oca. “Hicimos hasta teatro tradicionalista”.

Eran un tópico común en la vida de Guzzo las charlas, conferencias y clases en establecimientos escolares de primaria y secundaria.

instituciones

A fines de 1964, en LV5 Radio Los Andes (hoy Radio Sarmiento) hizo el programa “Página Oral Nativa”, y después de algunas participaciones esporádicas, volvió con el programa “Cantares De Nuestra Tierra”, en 1972.

“Lo mismo que hice en toda mi vida de tradicionalista, lo  llevé al pueblo a través del éter”, dijo.

Ingreso a la Policía

Durante dos años trabajó en lo que pudo, desde vendedor de seguros a “tinterillo”, hasta que, luego de una disertación en la Escuela de Policía sobra las Islas Malvinas, el Dr. Eduardo Bazán Agrás lo reincorporó a la dependencia en el escalafón inicial.

Guzzo
Gabriel Guzzo encabeza un desfile.

En 1967 se llamó a concurso para Director de Biblioteca, Museo y Archivo, y Guzzo ganó ese cargo con el que alcanzó el grado de Oficial Principal, luego ascendió a Subcomisario de Intendencia.

“Pienso también que ‘el hombre no nace malo’, es la sociedad la que hace malos a los individuos. Y valga reproducir lo que es común: Buenos Aires, heredera de Sevilla, todo lo decide, todo lo hace.

Pero los responsables del interior, en especial los políticos, que alcanzando responsabilidades no resuelven poner término a una irregularidad que puede traer más graves consecuencias.

No justifico los medios de violencia, siempre he querido la paz, como miembro de la comunidad católica, pero hágase justicia en todos los órdenes y habrá la necesaria armonía para progresar, para llegar a la meta con que soñaron nuestros mayores”, decía.

Guzzo
Guzzo, en plena tarea didáctica.

Entre otras obras, Guzzo escribió el libro “Historia de la Policía de San Juan” (1966) y hoy el Museo Histórico Policial de la provincia lleva su nombre.

Su amor por lo autóctono

La esposa de Gabriel, Esperanza, era hija de una mujer huarpe, esas raíces lo llevaron a investigar  las costumbres y el idioma huarpe, estudios de los que surgió el libro “San Juan – Folclore, el allentiac, Toponimia aborigen” (1971).

También escribió la canción “Ño Ontí Huarpé”, la primera que se conoce en el idioma de los huarpes, en 1973, con su versión en castellano.

música

Hijo de Antonio Guzzo y María Marrello, ambos nacidos en Italia, Gabriel supo impregnarse desde chico de la importancia de las tradiciones argentinas. Su tío Vicente Marrello, componía canciones y él “empezó a beber el folclore”.

Aprendió a tocar la guitarra y a cantar, también a bailar folclore desde joven. Conoció a Hilario Cuadros y a todos los grandes del folclore de su época.

Fue compositor registrado en SADAIC, Nº 21.848. “Mi repertorio es en su mayor parte del folclore y de proyección e incluye temas patrióticos. Igualmente cultivo el verso, como recitador gauchesco y criollo”, contó.

Cuando Guzzo empezó a ver la necesidad de fortalecer la cultura local, comenzó a involucrarse en instituciones, primero en su Mendoza natal y después en San Juan. Se comprometía profundamente con lo que iniciaba y lo hacía funcionar.

Guzzo
Al fondo y fumando, Guzzo.

“Mi padre se pasaba las 24 horas escribiendo, investigando. Fue miembro de la Academia de Historia de San Juan y realizó valiosos aportes.

Era zurdo pero lo obligaron a escribir con la derecha, y solo con dos dedos era una ametralladora en la máquina de escribir. Esa tarea lo consumía, es un fuego el que él ha dejado”, dijo su hijo Antonio.

Guzzo y su legado

Antonio salió del comedor y volvió con una vieja caja atada con piola. Su cara de satisfacción lo decía todo. “Esto es un tesoro, son las planchas originales de la impresión del libro “Historia de la Policía de San Juan”, escrito en 1966.

Antonio Guzzo
Antonio con la primera página del libro “Historia de la Policía de San Juan”.

Las ideas de Gabriel Guzzo, reflejadas en su autobiografía, “25 años de labor cultural tradicionalista”, que escribió en 1975, muestran su compromiso con el folclore:

“Se debe de comenzar porque en cada hogar se sepa la verdadera importancia y significado de nuestra música, que es el alma misma del pueblo, y poco a poco llegaremos a la conclusión de que del mismo seno familiar saldrá la luz necesaria que iluminará la mente de los niños en este camino de recuperación cultural nativa”.

Con respecto a las danzas, debe de cuidarse muy especialmente el estilo regional de cada una. No es tolerable la superposición de estilos, ni tampoco un buen tradicionalista debe de permitir la desfiguración de ninguna de las coreografías”.

Guzzo
Gabriel Guzzo, en primer plano.

Estar frente a la vida, no a la vida insípida, sino a la que enraíza en ideales, es decir qué horizonte se persigue, es vivir de pie. Es ver sangrar las manos ahondando el surco. Es tener los pies doloridos de riscos y seguir la ruta.

Es gritar las angustias rompiendo la garganta, aún sin estar seguro que alguien escuche las palabras duras de verdades. Pero es ‘vivir’. Es cumplir consigo mismo sin tener las rodillas con marcas ignominiosas”.

Los valores morales del general San Martín, así como gesta libertadora, fueron tema de su constante investigación y así lo reflejó con numerosos artículos. También se ocupó de figuras como Fray Justo Santa María de Oro, Fray Luis Beltrán y Martín Güemes, entre otros.

Guzzo

Guzzo falleció en 1981 a los 69 años. Conocer al hombre y su obra es destacar su nombre para que no caiga en el olvido, es renovar valores para las generaciones actuales y las venideras.

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